Alejandro Mario Fonseca
Todas las mañanas escucho las
noticias de Radio Imagen (105.1 F M
en Puebla). Hoy el conductor del noticiero, Pascal Beltrán habla de la orden de
aprensión contra Alonso Ancira y Emilio Lozoya. Todo un gran escándalo.
El primero, director de AHMSA ya fue
capturado en España y el segundo, ex director de Pemex, se encuentra prófugo
pero amparado.
Se les acusa del desfalco al erario
por la compra de la empresa Agro Nitrogenados, que los vincula en un presunto
acto ilícito. Además de estar implicados en actos de corrupción con relación a
la empresa brasileña Odebrecht.
Emilio Lozoya. Odebrecht |
Jocosamente Pascal comenta con
Rodrigo Pacheco, su experto en finanzas (el noticiero está dirigido
principalmente a empresarios) que ya es costumbre en nuestro país que al inicio
de cada sexenio los presidentes recurran al “quinazo”.
El comentario claramente le resta
contundencia e incluso cae en la descalificación del hecho. Ya que
subrepticiamente se nos está adelantando que no se trata de un hecho de justicia,
de legalidad, sino de chivos expiatorios.
En enero de 1989 fue detenido y
encarcelado Joaquín Hernández Galicia, La Quina. El líder petrolero
fue acusado de acopio de armas. La condena que recibió fue de más de 30 años,
acusado de homicidio y posesión de armas. Le habían sembrado un cadáver en su
casa.
“La Quina” (Joaquín Hernández
Galicia) fue un líder petrolero muy querido por su gremio. Y el que lo metió a
la cárcel fue el presidente Carlos Salinas de Gortari.
A todas luces se trató de una
venganza política, porque había apoyado abiertamente la candidatura de
Cuauhtémoc Cárdenas. A los tres años salió de la cárcel ya muy enfermo.
El verdadero
Quinazo
Y que yo recuerde, sí hubo un Quinazo, y este fue el caso del castigo
que le impuso Enrique Peña Nieto a La Maestra
Elba Esther Gordillo, por insubordinada.
La Maestra Ocupó la presidencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE), hasta el 26 de febrero de 2013 cuyo liderazgo ejerció
de forma directa o indirecta desde 1989.
Fue tres
veces diputada federal y senadora de la República, por el Partido
Revolucionario Institucional (PRI), instituto político del que también fue
secretaria general de 2002 a 2005.
Se encontró bajo distintos procesos jurídicos
desde el 2013 hasta el 2018, y estuvo presa por los delitos de lavado de
dinero y delincuencia organizada.
Fue el chivo expiatorio ideal que Peña Nieto
necesitaba para legitimar su reforma
educativa y afianzar su alianza política con el Partido Acción Nacional
(PAN).
Estuvo en
arresto domiciliario hasta agosto de 2018 cuando quedó libre de dichas
acusaciones. Como dato curioso, fue señalada por la revista estadounidense Forbes como
una de las 10 personas más corruptas
en México.
Y si,
guarda cierto parecido con el caso de La
Quina, porque La Maestra también
se negó a apoyar la candidatura de Peña Nieto por la presidencia: lanzó un
candidato propio, pos su partido Nueva Alianza, un tal Gabriel Quadri.
¿Qué es un chivo expiatorio?
Así que el
comentario de los analistas de Radio Imagen es desafortunado ya que se
reduce a un solo caso y su réplica. Curiosamente ambos por las mismas razones,
el maquiavelismo de Salinas y Peña: la venganza política para meter miedo. Y
sí, si fueron chivos expiatorios.
El origen
del concepto de chivo expiatorio está
en el pueblo judío. En los tiempos del Antiguo Testamento se sacrificaba un
chivo (joven macho de la cabra) de acuerdo al mandato de Dios con motivo de
purificar las culpas por medio del sacrificio (Levítico 16). La expresión
proviene del latín expiatorius y significa literalmente antes
de venerar.
Pero en la
actualidad, un chivo expiatorio es
la denominación que se le da a una persona o grupo de ellas a quienes se quiere
hacer culpables de algo con independencia de su inocencia, sirviendo así de
excusa a los fines del inculpador.
De manera más específica, este apelativo se
emplea para calificar a aquellos sobre quienes se aplica injustamente una
acusación o condena para impedir que los auténticos responsables sean juzgados
o para satisfacer la necesidad de condena ante la falta de culpables.
¿AMLO
necesita chivos expiatorios? Sí, para aquellos que no han entendido que lo que
busca es un cambio verdadero, no simulado. Lo que urge en nuestro país es
justicia, pero dentro de la legalidad.
Una larga historia de mega corrupción
Tal como lo
publicó el diario Reforma el día de hoy (29/05/19), se trata de una
larga historia que inicia en 1996 cuando el presidente Salinas privatizó Fertimex,
beneficiando a Rogelio Montemayor.
El
exdirector de Pemex y familiares eran los principales accionistas de la empresa
que en junio de 1992 compró el complejo Industrial Pajaritos de Fertilizantes
de México (Fertimex).
La planta
Agronitrogenados, ubicada en el complejo Pajaritos, en Veracruz, fue adquirida
en diciembre de 2013, cuando Emilio Lozoya era el director general de la
petrolera.
Pemex
anunció que pagó 475 millones de dólares a AHMSA por la planta, cuyos
componentes tenían 30 años de antigüedad y 18 sin operar. Es decir, se trataba
de una planta chatarra.
Y ya no le
cuento más, si usted quiere profundizar en el caso, lea el diario Reforma,
que aun cuando el mismo Presidente AMLO lo califica de fifi, es lo más objetivo que conozco.
Lo que
quiero destacar es que el monstruo de la mega corrupción se inició con el neo
liberalismo de Salinas de Gortari y poco a poco se fue expandiendo.
Santiago Nieto va en serio
Hoy en día,
los robos, raptos, piratería, muertes y violencia, drogadicción, violaciones y demás; son el pan
de cada día. Vivimos la era de los escándalos y medio año es poco tiempo para revertirla.
Todo gran escándalo colectivo proviene de un escándalo entre dos
vecinos, llámense criminales,
secretarios de Estado, alcaldes, empresarios,
gobernadores, diputados y demás. En el caso que nos ocupa fue entre el
ex director de Pemex y el gerente de AHMSA.
Santiago
Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda,
informó que detectaron depósitos por parte de AHMSA hacia cuentas de Emilio
Lozoya, utilizando la estructura financiera creada por Odebrecht para repartir
sobornos por toda América Latina.
Al parecer,
la cosa va en serio y no se trata de simples chivos expiatorios. Esperemos que la legalidad y la justicia se
vayan imponiendo poco a poco, por el bien de todos los mexicanos.
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