martes, 21 de mayo de 2019

También hay que barrer de abajo para arriba

Alejandro Mario Fonseca

Últimamente han aparecido en las redes sociales de Internet “denuncias” o “acusaciones”, no sé cómo llamarlas, “memes” quizás, si nos atenemos a la definición de Chilango: la palabra usada para definir conceptos que se difunden por Internet; sobre la vida privada de nuestro alcalde Arriaga.

Un “meme” puede ser un vídeo, imagen, página web, hashtag, o simplemente una palabra o frase. Generalmente son imágenes con citas breves en las que un desconocido se burla de alguien.

Cualquier “famoso”, ya sea locutor, cantante, político, etc. puede ser víctima de los “memes”. Está de moda y se prestan para difundir con facilidad e irresponsablemente noticias falsas (fake news).

Aunque, si nos ponemos serios, un meme es una palabra derivada del griego “mimema” que significa “algo imitado” y que hace referencia a una forma de propagación cultural, por medio del cual las personas transmiten memorias sociales y culturales entre sí.

O sea que, esas imágenes que vemos en internet son una forma de transmitir cultura y pensamientos de nuestra sociedad a través del Internet. La paradoja es que la gente inculta es la que mayormente utiliza este instrumento para denostar a los “famosos”.

Barrer las escaleras también abajo

No se asuste, no voy a utilizar memes para lo que sigue, mi labor es periodística, de la de antes, con respeto y con propuestas serias. Espero equivocarme y que el alcalde Arriaga ande de vacaciones, feliz de la vida porque ya tiene un plan serio.


De lo que Arriaga prometió …
Todos hemos sido testigos del incremento en el número de delitos a nivel local. En este diario en el que publico mis artículos, El Quetzal, es evidente el incremento de la nota roja.

El foco rojo no es sólo San Martín, ahora son casi todos los municipios cercanos a Puebla capital con problemas graves de inseguridad y violencia. Huejotzingo, Atlixco, Tehuacán,… pero también y sobre todo, San Pedro Cholula.

Ya van 7 meses y el alcalde Arriaga ha tenido que tragarse sus palabras de toma de protesta en octubre de 2018 en la que aseguró que el combate a la violencia e inseguridad serían su prioridad.

La gran noticia fue que en ese su primer día de gobierno entregaba 16 “nuevas” patrullas, una para cada una de las juntas auxiliares y 3 para el centro de Cholula.

Y sí, todos dijimos, que buena noticia, que bueno que va haber más vigilancia motorizada en la ciudad. Pero ¿nada más? Lo que esperábamos era una nueva definición de la misión y la estrategia de nuestra policía.

Pero lo más destacado de su mensaje fue el anuncio de que se sentarían las bases para hacer de Cholula una Smart City, una ciudad amigable, segura, productiva, en la que se brindarían servicios de primera para todos.

Desde aquel mes, las cosas no han cambiado, incluso empeoraron de inmediato, tanto que en diciembre de ese mismo año el alcalde Arriaga intentó deslindarse.

¿Cómo? como buen demagogo,  achacándolas a la “época navideña”. E incluso dijo que eran actos “provocados para desprestigiar a los gobiernos de Morena”.


…el aumento de delitos en Cholula
El índice delictivo sigue a la alza y no se informa del cómo y cuándo se implementarán acciones más severas que ataquen frontalmente a la delincuencia. El gobierno de Cholula se está mostrando débil y sin imaginación.

Lo poco que vemos, es que se siguen realizando operativos por parte de  elementos de los grupos especiales,  sobre los principales accesos al municipio, pero desconocemos los resultados. 

El chisme popular es que son para “extorsionar a los borrachitos”. Yo no lo creo, pero si, urge que la ciudadanía sea informada de lo que ocurre. Y no le pido a Arriaga conferencias mañaneras diarias como las de AMLO, pero por lo menos una a la semana.

También vemos asesinatos en las juntas auxiliares, como el caso de un ex elemento de seguridad de la administración de José Juan Espinosa, ejecutado  en las calles de Momoxpan, al igual que su acompañante.

La lista es larga: la reciente balacera en el bar Bikinis del boulevard Forjadores; la muerte del pequeño  Santiago, en el estacionamiento en el hotel María Sofía;  el intento de asesinato a un civil que  recibió un disparo cuando circulaba en su vehículo.

Y todo esto por no hablar de los delitos “menores”,  de los que somos víctimas usted y yo, robo  a casas habitación, de autopartes e incluso asaltos en plena calle y de día; hechos que se quedan en el anonimato.

A mí ya van dos veces que me roban autopartes y a familiares cercanos se han metido a robar a sus casas. Y no los denunciamos porque no queremos perder el tiempo. Y mucha gente no denuncia sólo por eso, sino también por temor y  por desconfianza.


Recuperar la confianza
Arriaga no debe seguir esperando que el problema se resuelva “desde arriba”, urge que tome cartas en el asunto. El problema político de fondo es que se trata, ni más ni menos que de la primera razón de ser del Estado.

Si alguna responsabilidad básica, inobjetable tienen los gobiernos federal, estatales y municipales, es la de la seguridad de sus gobernados, de los ciudadanos.

Mucho dinero y recursos se destinan a la seguridad. Los tres órdenes de gobierno han insistido en que es su prioridad. Sin embargo, a mayor gasto, más inseguridad. ¡Qué escándalo, no le parece!

Y por más que le pienso, solo encuentro dos explicaciones posibles. O todo es un cuento chino y el miedo y el terror se han vuelto parte del negocio, de la corrupción; o de plano la ineptitud campea en todos los órdenes de gobierno. O… las dos cosas.

Pero hay otra explicación en el orden municipal, y esta sería que el alcalde Arriaga está descansando porque nos tiene una sorpresa: un verdadero Plan de Seguridad Municipal en el que se tomará en serio la participación ciudadana organizada.

De nada sirve el flamante Consejo Ciudadano de Seguridad (formado con empresarios) que se anunció, si este no actúa articuladamente con la ciudadanía. Lo que  necesitamos también es información confiable para organizarnos, además de contar con policías de confianza, cercanos a nosotros.

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