jueves, 15 de junio de 2017

El PRI me da risa

Por Alejandro Mario Fonseca
Últimamente, no se hará un año o año y medio, me ha dado por ponerle a los mensajes que recibo por Facebook, la alternativa de “me divierte”, la de la carita sonriendo. Sobre todo a los del PRI, aquellos que hipócritamente acusan al Peje de corrupto.
Por otra parte, también me he percatado de que Andrés Manuel ya lleva rato sonriendo. En sus videos y en sus entrevistas aparece con una risita sardónica, lo que evidencia que cambió de estrategia, ya no se enoja; o también puede significar que ahora sí ya se siente seguro.
Bueno, pero antes de seguir con el tema, veamos ¿qué es la risa? La Wikipedia nos ofrece un excelente resumen. La risa es una respuesta biológica producida por el organismo como respuesta a determinados estímulos. La sonrisa se considera una forma suave y silenciosa de risa.
Los estudios más recientes sostienen que la risa es un balbuceo lúdico, instintivo, contagioso, estereotipado y de control inconsciente que raramente se produce en soledad. En los seres humanos, la risa se inicia, en promedio, hacia los cuatro meses de edad, y, según los recientes estudios, constituye una forma de comunicación innata heredada de los primates e íntimamente relacionada con el lenguaje.
En cambio, para otros autores, como Charles R. Gruner, de la Universidad de Georgia (1978), la risa es una reminiscencia o sinónimo del grito de triunfo del luchador tras ganar a su adversario. 

Andres Manuel López Obrador

Asegura que en todas las manifestaciones de humor existe un gesto de agresión, incluso en los casos más inocuos. Según Gruner, “incluso un lactante se ríe, no como manifestación de agradecimiento, sino porque consiguió lo que deseaba”.
El filósofo John Morreall (1983) sostiene que el origen biológico de la risa humana pudo estar en una expresión compartida de alivio tras pasar el peligro; la laxitud que sentimos tras reírnos puede ayudar a inhibir la respuesta agresiva, convirtiendo la risa en un signo de conducta que indica confianza en los compañeros.

El nombre de la rosa
Y ahora un paréntesis cultural. Si usted no leyó el libro El nombre dela rosa de Umberto Eco, seguramente si vio  la película.  Eco es un escritor excepcional, que combina la literatura, la historia, la investigación y la academia.
Ambientada en el siglo XII la trama se centra en dos personajes, el franciscano Guillermo de Baskerville y su discípulo el joven novicio Adso de Melk, quienes llegan a una abadía benedictina en las montañas italianas, famosa por su biblioteca, llena de obras únicas, restringidas a los especialistas.
Guillermo, ha venido a la abadía para participar en una reunión entre los delegados del Papa y los líderes de la orden franciscana, para resolver problemas doctrinales. Pero el éxito de este encuentro se ve amenazado por una serie de muertes. Guillermo, auxiliado por Adso, se sirve de su inteligencia, de su capacidad de observación y de su sentido común para resolver toda una serie de misterios.
El argumento político es el conflicto  entre  el emperador del Sacro Imperio que ha calificado al Papa Juan XXII de herético, y este, a su vez, mantiene una guerra en contra de los frailes de la vida pobre, representados por la orden de San Francisco.
No entro en más detalles, si no ha visto la película, véala y  disfrútela, se consigue fácilmente. Tan sólo le cuento el trasfondo que explica los asesinatos en  la abadía: la sed de conocimiento, lo que Eco en su libro denomina la “lujuria del conocimiento”.
Es por eso que se guardaban con tanto celo en la abadía algunos libros considerados como “prohibidos”: tal es el caso de la Poética, escrito por Aristóteles, cuya única copia se encuentra resguardada de ojos curiosos en el Edificio (la Biblioteca).
Y es que Aristóteles sostiene mediante sus ejemplos (todos cómicos) que es a través de la risa que se puede dar gloria a Dios, mientras que Jorge de Burgos  (uno de los monjes benedictinos más viejos entre los que habitan este monasterio) sostiene que la risa no es buena para el hombre: afirma que el libro podría incitar a los hombres a perder el miedo al infierno y no necesitar a Dios.

La Peje-sonrisa
Le cuento todo esto, porque el día de hoy (14/06/17) en el diario Reforma Sergio Aguayo dedicó su columna a La Peje-sonrisa. En la que asegura que “en el Estado de México se apostó fuerte. Legalmente triunfaron Enrique Peña Nieto y el PRI; con una perspectiva más amplia sufrieron una grave derrota política”.
Me dio mucho gusto leer esta columna, con la idea que yo venía masticando desde hace un par de semanas. Andrés Manuel está feliz, todo se le va dando con naturalidad. De ninguna manera perdió, su partido Morena está avanzando a pasos agigantados.
Sólo hay que ver los números, un millón de votos más en el Estado de México en tan sólo 2 años y pico. Además son votos “limpios”. Lo pongo entre comillas, por aquello de los oportunistas (recordemos a Monreal y Espinosa haciendo de las suyas en Ecatepec ¿qué hacían allí?).
Y es que el PRI perdió de fea manera. El grupo  Atlacomulco con todos los apoyos del mundo, del gobierno federal con todos sus secretarios, de programas oficiales y no, con regalos, despensas, tarjetas rosas y otras, dinero y más dinero; con el INE y la FEPADE haciendo mutis; y con un conteo de votos amañado en las urnas; apenas si pudo sacarle una ventaja pírrica a la humilde maestra Delfina Gómez.
Por eso la Peje-sonrisa. Andrés Manuel López Obrador va avanzando con paso seguro hacia el 2018. El único talón de Aquiles que le veo son sus nuevos militantes oportunistas y su falta de estructura partidaria.
Y es que ante el diluvio que se le viene encima a la clase política, se están subiendo al arca del Peje todo tipo de alimañas oportunistas y a la vuelta de un año puede ser que le quiten más votos de los que le prometen dar.
Además Morena no tuvo la capacidad estructural de contar con representantes en por lo menos el 20% de las urnas. Sin embargo, todavía tiene  tiempo de resolver estos dos graves problemas.
Por lo pronto, la Peje-sonrisa indica que la política medieval priista, encarnada en una plutocracia retrograda y oscurantista, está a punto de ser vencida por una humilde militancia, casi franciscana: la de los seguidores de Fray Andrés Manuel.

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