Por Héctor Márquez Zermeño
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Oigan, oigan, ustedes señor y señora, por
favor esperen…
Dice en voz alta y amable un tipo corpulento,
de entre 25 y 30 años, estatura baja; quien a paso apresurado se dirige hacia
una pareja de la llamada tercera edad, los cuales después de hacer sus compras
caminan hacia su departamento ubicado en uno de los edificios de la unidad
habitacional Nonoalco Tlatelolco. Y al ser interceptados por el citado sujeto,
el señor hace alto con su esposa tomada de su brazo y le contesta:
Matrimonio Márquez Zermeño |
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Dígame joven, que se le ofrece.
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Nada señor, sólo felicitarlo por lo bien
conservados que se ven usted y su esposa. A mí me gustaría llegar a su edad y
verme como se ven.
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Gracias joven, le agradezco sus palabras pero
nos tenemos que ir… compermiso.
Al voltearse y seguir su camino la pareja, el
joven insiste:
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Es que de verdad, yo no tuve la bendición de
conocer a mis abuelos y de verdad me siento muy feliz, por favor déjeme
ayudarlos con las bolsas y acompañarlos.
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No joven, se lo agradezco pero yo puedo solo.
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Está seguro, es que mire una amiga me dejo
plantado y tengo tiempo.
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No joven, no se moleste.
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Es que…
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No, no insista por favor…
La pareja toma un descanso y observan si el
sujeto ya se había retirado y continúan su camino, al abrir la puerta del
edificio el señor observa si hay alguien y al verificar que no entran hacia su
hogar.
Lo que acabo de relatar, ocurrió a plena luz
del día en las inmediaciones de la estación del Metro Tlatelolco, en este caso
y gracias a la actitud que tomó la pareja no pasó nada, más que la sensación de
acoso que sintieron. Hay otros casos en los que l@s vecin@s si son engañados,
timados, asaltados y hasta asesinad@s. Por ello es imperioso el poner atención
en este sector de la población que por sus características de vulnerabilidad
son blanco fácil de la delincuencia aquí y en cualquier parte del mundo.
Lo anterior viene a colación, por desagradables
acontecimientos que se han venido presentando en las tres secciones de
Tlatelolco a últimas fechas, en los que con lujo de violencia y brutalidad han
robado y asesinado a gente de la tercera edad. Por suerte no se han presentado
tan seguido estos actos de barbarie, pero si preocupa y exacerba la forma en
que se cometen y –sobre todo- que es una población vulnerable que en el caso de
la unidad el porcentaje de vecinos adultos mayores es alto, ya sea que vivan en
pareja o solos y que no son visitados con frecuencia por sus familiares.
Al no oponer
mucha resistencia a la delincuencia es necesario tomar medidas de prevención,
porque si bien es cierto todos estamos expuestos a este flagelo, su condición
de vulnerabilidad exige tomar medidas eficaces para evitar que sean dañados física
y/o emocionalmente, opina la sicóloga Patricia Torres.
El mencionado
problema no se va a resolver con aumentar el número de policías toda vez que en
varios de los casos los hechos ocurren al interior de los edificios o de los
departamentos, se trata más bien de apelar a la solidaridad vecinal y la
convivencia armónica y de respeto, dado que hay casos en donde los vecinos que
viven en departamentos o en pisos contiguos no se conocen. En tal asunto debe
involucrarse a la sociedad, la cual debe estar unida y organizada. Ya que la
autoridad hará lo propio y no tendrá excusa para dilatar la solución a la
gestión que se le presente.
En varios de los edificios de esta unidad
habitacional, las relaciones entre l@s
vecin@s no es muy armoniosa y aunado a la ausencia de proyectos encaminados a
lograr una mejor convivencia entre los residentes de los diferentes edificios,
con el propósito de evitar problemas que van desde la morosidad hasta la nula
cooperación cuando ocurre algún ilícito en nuestro medio social es de vital
importancia poner atención.
La tarea para lograr
una vida digna en los condominios es intensa y ardua, al convertirse los
edificios en propiedad de los residentes, todo lo que al interior de ellos se
encuentre es responsabilidad de los mismos residentes, por supuesto contando en
todo momento con el apoyo de la autoridad. También es importante el aprender a
convivir con vecinos que tienen diferentes ideas y puntos de vista diferentes
al nuestro, ya que la participación de la comunidad coadyuva para resolver el
citado problema.
El exponer las ideas
es importante para tomar la decisión más adecuada en la solución de un
conflicto, en virtud de que nadie conoce mejor la problemática de
inseguridad que los vecinos que la padecen. Entonces, con la iniciativa de la
gente se pueden implementar acciones preventivas que contengan a la
delincuencia.
Hasta la próxima y resistamos pacífica
y civilizadamente nuestra existencia.
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