Alejandro Mario Fonseca
Hace medio año escribí una paráfrasis
que buscaba ser una metáfora jocosa del devenir político mexicano, ahora la
reproduzco por su enorme actualidad:
Un fantasma
recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa
se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar,
Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.
¿Qué partido
de oposición no ha sido motejado de comunista por sus adversarios en el poder?
¿Qué partido de oposición a su vez, no ha lanzado, tanto a los representantes
de la oposición, más avanzados, como a sus enemigos reaccionarios, el epíteto
zahiriente de comunista?
De este
hecho resulta una doble enseñanza: Que el comunismo está ya reconocido como una
fuerza por todas las potencias de Europa.
Y que ya es
hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos,
sus fines y sus tendencias, que opongan a la leyenda del fantasma del comunismo
un manifiesto del propio partido.
Con este
fin, comunistas de las más diversas nacionalidades se han reunido en Londres y
han redactado el siguiente "Manifiesto", que será publicado en
inglés, francés, alemán, italiano, flamenco y danés.
Tatiana Clouthier, AMLO y Alfonso Romo.
Apoyo regiomontano. Foto Emilio Vázquez Moreno/Proceso foto
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Una utopía
seductora
Usted acaba de leer los primeros
párrafos del Manifiesto del Partido
Comunista, escrito por Marx y Engels como programa de la Liga de los
Comunistas. Se publicó por primera vez en Londres en febrero de 1848.
Yo lo leí por allá a fines de los
años 60 cuando estudiaba la prepa. Fue una lectura maravillosa que, a mí corta
edad me marcó para toda la vida. Lo que no quiere decir que hoy en día siga
creyendo en las profecías del
Manifiesto.
¿Por qué me gustó tanto en aquella mi
primera juventud? Porque desde el punto de vista moral y ético era revelador:
existían alternativas al mundo de pobreza y desigualdad en el que nos había
tocado vivir.
La propuesta era muy clara: el
“socialismo científico”. Un mundo en el que ya no existiría la propiedad
privada, en el que la sociedad organizada le daría a cada cual lo que le
corresponde.
Un mundo feliz, sin hambre, sin
enfermedades, sin corrupción. El camino era la “lucha de clases”: los
campesinos y el proletariado organizados en partidos políticos derrocarían a
los gobiernos burgueses. Pero ¿qué fue lo qué pasó?
El
socialismo real fue un fracaso
Como todos sabemos el prototipo fue
la Unión Soviética. Tras la Revolución de Octubre vinieron los conflictos entre
los líderes y muy pronto la utopía devino en dictadura. Así el acontecimiento
más grande del siglo XX sería un experimento social y político muy violento que
fracasó.
La igualdad había dado al traste con
la libertad, sin embargo, en Europa y en los Estados Unidos la semilla
socialista daría frutos en los sindicatos. El sindicalismo aliado con los
partidos políticos de izquierda poco a poco iría obteniendo conquistas.
La social democracia se impuso en los
programas de los principales partidos políticos. Y hoy en día salvo raras
excepciones ningún político en su sano juicio se atrevería a sostener la utopía
original del socialismo científico.
Sin embargo, la falta de un
contrapeso político a nivel mundial (la “amenaza comunista”), tras la caída del
muro de Berlín, ha traído como grave consecuencia un regreso a una especie de
capitalismo salvaje.
La globalización, el neoliberalismo y
la búsqueda de la productividad y de la competitividad a toda costa han traído
consigo un mundo cada vez más desigual. A pesar de los grandes avances
tecnológicos la pobreza se sigue incrementando a lo largo y ancho del planeta.
AMLO de
carne y hueso
En un contexto así, en el que la
riqueza económica favorece a los menos y las mayorías se ven cada vez más
marginadas, no es extraño que surjan líderes oportunistas que enarbolen
banderas populistas. México no es la excepción.
A primera vista AMLO pudiera aparecer
como populista, sin embargo hay que leer sus escritos, sus libros. No se vaya
usted con la finta de lo que dice en los mítines, en las asambleas
multitudinarias.
Leámoslo con cuidado y descubramos al
hombre de carne y hueso, maduro, sensato, prudente y perseverante; lo que
propone es el respeto a la democracia liberal, pero acotada en la esfera de la
economía: hay que frenar los abusos y la corrupción.
Y si, en la esfera de lo social
resulta conservador, pero no hay que espantarnos, los mexicanos así somos.
Gracias a Dios compartimos una cultura que nos habla de amor, de fraternidad,
de perdón (amnistía), que nos habla en suma, de reconciliación.
AMLO se perfila firmemente como el
próximo presidente de México, lo que no significa que debamos bajar la guardia.
¿Por qué? Porque la clase política está dispuesta a todo con tal de no perder
sus privilegios y sus canonjías. La corrupción y la impunidad campean en casi
todos los ámbitos de nuestra vida económica, política y social.
Seis meses
después
Estos últimos 6 meses son un
parteaguas en la historia de México. La perseverancia de AMLO por fin dio
frutos. Y es que no se trata de la última campaña, él hombre lleva toda su vida
en campaña. Pero los últimos 6 meses resultan sorprendentes y definitivos.
Y es que hubo sorpresas. La primera,
la demoledora es que AMLO se posicionó como puntero en todas las encuestas
serias. Anaya ya está 20 puntos abajo, Meade 30 y “el Bronco” no cuenta. Ambos
resultaron muy malos candidatos, así que AMLO Se perfila como absoluto ganador,
incluso en el Congreso.
La otra gran sorpresa es que los
populistas resultaron ser los frentistas y los priistas: ya no saben ni que
ofrecer. Y en contrapartida AMLO cuenta
con un margen suficientemente amplio como para moderar su discurso y conciliar,
para presentarse como lo que realmente es: un socialdemócrata.
La única incógnita que todavía queda
por resolverse es si la clase política todavía estará dispuesta a jugarse el
resto. Es decir ¿serán capaces de utilizar al INE y al Tribunal Electoral para
frenar a AMLO con un mega fraude electoral?
Ya muy pocos mexicanos le tienen
miedo al fantasma del comunismo. A lo que le tememos la mayoría es a la compra
del voto, al relleno de urnas, a la falsificación de actas y boletas
electorales, etcétera. Ya veremos.
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