Por José Luís Hernández
Jiménez
Dado que las aspirantas y los aspirantes (¿así se dice?), a
Jefe de Gobierno de la CDMX, carecen de diagnóstico sobre la problemática
capitalina, y quizá por ello, nada sustancial
proponen al respecto, permítanme obsequiarles uno, ¿va?:
La soluciones que se requieren son sencillas y concretas. A
los gobernantes en turno se las hemos soplado en su mera face, una y otra vez,
al menos desde los años setentas. Por
ejemplo, para combatir la grave
contaminación ambiental, el infernal tráfico vehicular de la capital y otros
problemas relacionados, hay que desalentar el uso del automóvil particular y
fomentar, mejorando en mucho, el transporte colectivo.
Pero los servidores públicos de alto nivel, se han hecho patos
ante tales calamidades y sus graves consecuencias, como el daño a la salud de la gente, sobre todo en sus
vías respiratorias y en el funcionamiento de su cerebro.
Lo que han promovido con sus políticas públicas, es el culto
al automóvil, dándole preferencia y abriéndole paso en las grandes ciudades.
Para beneficiar al automóvil y todo lo que dicen que representa, han abierto y
ampliado calles, destruido colonias completas – con sus consiguientes
desalojos de multitudes, por supuesto –
para construir los hoy famosos Ejes Viales en la CDMX. Antes habían construido
el Circuito Interior, la Calzada de Tlalpan, el Viaducto Miguel Alemán, y el
hoy, permanentemente atascado, Periférico. Igual, siguen construyendo puentes
vehiculares, distribuidores viales y similares. Todo, han dicho, “para agilizar
el tráfico”. Pero, obvio, han fracasado.
Caos víal en la CDMX |
Luego, con el mismo argumento, construyeron los llamados
Segundos Pisos sobre periférico. Por cierto, una de las suspirantes a gobernar
la capital, fue la (ir) responsable de supervisar la construcción de esta
inútil obra, cuando ella era la Secretaria del Medio Ambiente, lo cual fue una
doble contradicción pues su cargo la obligaba a combatir la contaminación no a
fomentarla; y porque el encargado de las construcciones, el Ing. Cesar
Buenrostro, titular de la Secretaria de Obras y Servicios del gobierno
capitalino, fue marginado de esa labor. Y ahora dicha candidata, ¡quiere
gobernarnos! ¡Pobres chilangos! ¡La iglesia en manos de Lutero!
Imagínense, mis estimados, que en ese afán de promover el uso
del automóvil, priorizándolo sobre el uso del transporte público, hubo un Jefe
de Gobierno del DF – de 2000 a 2005 – cuyo primer acto de gobierno fue ¡inaugurar
una concesionaria de venta de automóviles! Luego, durante todo su período,
presumió su supuesta modestia utilizando siempre para sus traslados, un auto
nuevo de la marca de dicha concesionaria, un Suru blanco.
En este aspecto, insisto, ya no se distingue quién gobierna peor, si el PRI, el PAN o la mal
llamada “Izquierda”.
Cada rato, el gobierno capitalino, pone el grito en el cielo,
por los altos grados de contaminación ambiental, “que no se daban antes”,
dicen. Y declaran que hay “contingencia ambiental”. Entonces, en 2016,
endurecieron el “Programa Hoy No circula”. Además, del incremento vehicular
echaron la culpa a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya que”con los
amparos otorgados por ella, a automovilistas inconformes, regresaron a la
circulación diaria, a 600 mil vehículos”.
Lo cierto es que, nuestras HH autoridades capitalinas, insisten
en vernos la cara de algo feo. Porque la realidad nos dice que los altos grados
de contaminación, se dan de manera cotidiana en la capirucha, ¡300 días al año!;
los otros 65 casi no hay contaminación porque ocurren fuertes vientos que,
afortunadamente, todo lo limpian. ¿Qué por qué me atrevo a contradecir a
nuestras sacrosantas autoridades?
Cualquiera puede responder. Lo único
que hay que hacer es entrevistar a los pasajeros que, por vía aérea, entran y salen de la gran Ciudad de México. Todos
les dirán que la ciudad, no se ve desde un avión arribando, por la gruesa nata
de contaminación que la cubre.
O si les sirve un testimonio personal, y cualquiera lo puede
constatar, he de remitirlos a mis subidas semanales, corriendo, al Cerro de la
Estrella, en Iztapalapa. Desde arriba de esa montaña, no se distingue, como
antaño, la gran ciudad. Vamos, no se mira ni siquiera la propia delegación
Iztapalapa, por tanta contaminación.
Luego, a las autoridades capitalinas se les ocurrió aprobar un nuevo Reglamento de
Tránsito el cual, además de violatorio
de varios derechos ciudadanos y ser un instrumento que esquilma los ingresos de
los conductores, tiene por objetivo “evitar las muertes por accidente de tránsito”,
para lo cual prohíbe circular con alta velocidad. Una disposición de risa loca,
pues la velocidad promedio en la capital es de 16 Km por hora; Y con dicho
Reglamento la hacen más lenta. Y entonces… ¡aumentó la contaminación ambiental!
Y la corrupción, por las denominadas Fotomultas.
Luego nos salieron – la Comisión Ambiental de la Megalópolis
- con otra solución mágica, como surgida de una chistera. Resulta que endurecieron
más el Programa Hoy No Circula. Dijeron que con ello iban a dejar de circular
un millón de vehículos cada día. Pero temporalmente; solo durante 3 meses. Y
que por ahí va la solución. Pero no.
Véanse datos sobre la cantidad de vehículos: En 1997, cuando eso
que llaman izquierda arribo al poder en la capital, había 2 millones de
vehículos circulando cada día. Para el año 2000, ya había 600 mil vehículos
más. Para 2006, ya había 3 millones de vehículos circulando. Al finalizar 2012,
la cantidad de vehículos ya superaba los 4 millones con 400 mil vehículos más. Para
2016, ya circulaban 4 millones 800 mil vehículos diarios. Y en este 2018, ya
circulan 5 millones de vehículos. Y es que cada año, al parque vehicular existente en la gran ciudad, se agregan 200
mil vehículos nuevecitos. Y todos contaminan eh.
Es decir, la industria automotriz, está boyante, en jauja,
muy prospera, multimillonaria. Claro, a costa de la salud de millones de
personas. ¿Y los aliados de la industria automotriz, o sea, los
gobernantes? Muy campantes.
La solución es lograr desalentar sustancialmente, el uso del
auto particular, mejorando al mismo tiempo, y en gran medida, el transporte
público, es decir, el Metro, el tren ligero, el ferro metro, los trolebuses,
los metrobuses, los grandes vehículos de los gobiernos (grúas, camiones de
basura, …), las combis, los microbuses, los autobuses de la ex Ruta 100. Miles
de todos estos automotores, parecen carcachas.
Urge sacar el aeropuerto de la capital pues es de los
principales focos de contaminación ambiental. Hay que seguir mejorando la
calidad de las gasolinas. Hay que alentar entre la población toda, la educación
cívica y de tránsito. En mis tiempos, a los alumnos de las escuelas primarias
nos ponían a dirigir el tránsito vehicular, para ordenarlo y para comprender la
importancia del orden vehicular. Hoy, son los mismos profesores de las escuelas
de ese nivel, los que, a la hora de ingreso y salida de alumnos simplemente,
cierran la calle en donde se ubica la escuela, causando caos vial, pues ni
avisan previamente de su acción.
El caos que padecemos, tiende a empeorar, ya que de los
aspirantes a gobernar la CDMX, no se hace uno. Su respectiva mediocridad es
evidente. Para colmo la realidad es más canija que todos los buenos deseos que
ellos han expresado en sus “debates”. O ustedes, estimados cuatro o cinco
lectores, ¿cómo la ven? (La situación eh) CONTINUARA (4 PARTES)
Notitas: Una.- Que inicia la cuenta
regresiva: faltan 30 días para las elecciones. Ahora sí, hay que ir pensando
por quiénes votar. Quizá sea mejor votar por personas, y no por Partidos pues
en todos éstos, se han colado como candidatos todo tipo delincuentes, gente mediocre y sin
escrúpulos. Así que mucho ojo con ellos o luego no nos estemos quejando por tener
Congresos formados solo por ignaros y levanta dedos. Dos.- Que igual, avísoles que cada vez más, en México y el resto
del planeta, las “encuestas” tienden a “equivocarse”. Claro, las empresas
encuestadores son un gran negocio, a los servicios de candidatos y Partidos. Tres.- Que uno de mis estimados cuatro
o cinco lectores, y además muy informado, Víctor M. González, me regañó gacho
con toda razón: la toma de posesión del nuevo Presidente, sigue siendo el 1 de
diciembre. Cuando será el 1 de octubre, es hasta la siguiente elección
presidencial, la de 2024. Me equivoqué y los mal informé (perdón) por no leer
el artículo 15 transitorio del Decreto del 10 de febrero del 2014, cuando se
modificó el artículo 58 constitucional. Cuatro.- Que hoy, me dicen, es el “Día Mundial de
lucha contra el tabaco”. Qué bueno que nos lo recuerden pues a mí siempre me da
asquito y me marea el humo del cigarro y, por cierto, sigo de delicado pues
noto que cada vez hay más zonas de la capital apestando a mariguana, y
….¡guácala de pollo! Cinco.- Que
ante el aumento de aranceles al acero y aluminio nacionales, por parte del
gobierno de los EU, más que gritos y sombrerazos, deberíamos, responder igual
de fuerte: qué tal si a los centroamericanos que quieren llegar a ese país, los
ayudamos efectivamente, a lograrlo. Nomás pa¨ que se le quite lo abusivo al tal
Donald. Seis.- Que la Presentación
número 44 de mi libro, “Cuando correteábamos utopías”, es este viernes 1 de
junio, a las 18 horas en Pachuca, Hidalgo, en el salón El Girasol, sito en la
calle de Venus 150, colonia Carboneros, cerca de la UAEH y de la iglesia de San
Judas Tadeo. Por si gustan acudir. Siete.-
Que reiteroles mí oferta mis estimados: si gustan les enseño Chikung o Tai Chi
o Kung Fu. O los entreno para participar en el ya próximo “Medio Maratón del
Día del Padre” (21,095 metros). Todo para que tengan salud plena. ¡Ash, lo que
tengo que hacer con tal de que se animen a hacer ejercicio diario!
Correo E hernandez-jimenez2012@hotmail.com
Ciudad de México, a 31 de mayo de 2018.
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