Por varios años estuvo olvidado
EL EX CINE TLATELOLCO
Por Ignacio Arellano Mora*
Hace algo de frío y en mi habitual camino matutino volteo
a ver hacia el interior del estacionamiento - colindante a los edificios
Mariano Escobedo, Ramón Corona y Miguel Negrete- para percatarme si algún auto
se aproxima hacia la salida a la avenida Manuel González y alcanzo a ver abierta una salida de
emergencia del cine y, sin meditarlo,
me dirijo rápidamente hacia ella, subo por la rampa y en el mismísimo marco de
la puerta me detengo -trato de ver hacia adentro- pero no alcanzo a ver algo, la
densa obscuridad del interior impide se dibuje figura alguna, lentamente mi
visión se habitúa a la obscuridad y a tientas ingreso, doy unos pasos y mi pie
derecho choca con el respaldo de una butaca. Mi tropiezo abrió otra puerta, la del olor nauseabundo atrapado
en el interior. A lo lejos veo los conos de luz de unos reflectores alumbrando
el área donde trabajadores demuelen paredes, otros, quitan pedazos de alfombra;
algunos más quitan las butacas y, acullá, otros, apilando la basura.
Continúo mi pesaroso andar hasta detenerme al centro
del ancho de la sala y en lo que fue el pasillo principal del cine y elevo mi
mirada para contemplar el área donde estaba la majestuosa pantalla, y en
fracción de segundos rememoro las imágenes de tantas películas que, aquí,
disfrute…
La obscuridad predominante del interior |
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Y absorbido en
sus recuerdos, no advierte estar parado en el piso frío y sucio.
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La mayorría de las butacas ya no estaban |
El siseo de una cortina de varias tiras colgadas de
celuloide, trazan en el ambiente murmullos de las películas a las que
pertenecieron y como si tratasen de casarlas, de hacerlas coincidir en la
trama, los indigentes que en su momento ocuparon el inmueble, las garabatearon.
El ulular de los vehículos de los bomberos casi se
hicieron habituales porque la pobreza, el hambre y el frío, obligó a los
indigentes residentes del inmueble
del ex cine, desmantelar algunas butacas para frenéticamente desgarrar,
asientos y respaldos, para hacerse de un poco de calor… de una fogata. Y
cercanamente algún residente, desde el interior cálido de su departamento,
advirtió la cortina de humo que salía del interior del cine. Descuelga el
teléfono y solicita la ayuda de los traga
humos.
El inmueble del ex cine
Tlatelolco estuvo olvidado por varios años, pero no por las personas que
tuvieron la fortuna de concurrir y disfrutar las exhibiciones en compañía de su
familia, entre semana o los domingos en las funciones de la matiné.
Los trabajadores en su labor de escombrar, se
convencieron que en el lugar había fantasmas, pues en cada mazazo dado, en su
incesante actividad de derrumbar paredes, escucharon ruido y fuertes golpes en
las paredes, algunos sintieron el andar de personas entre los escombros de las
butacas y pasillos de las salas.
Basura y escombros en las escalinatas |
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Algunas tiras de película cinematográfica que están en
el suelo, y el viento que se cuela al
interior, las hace parecer serpientes en su peculiar y ágil transportación.
-Mira esa ¿de qué película será? –una vecina preguntó,
al ver una tira en su característico movimiento-.
- Y ¿aquélla? –Murmuró un transeúnte que se asomó por
curiosidad-.
Pedazos de cintas cinematográficas en la basura |
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Bajo la consigna que en menos de un mes debe de estar totalmente despejado el
interior del inmueble. El lunes 4 de marzo, los trabajadores se dieron a la
tarea de marchas forzadas, noche y día, de retirar las butacas, alfombras y
tirar los muros que subdividían la gran sala.
En espera del camión |
En la salida de emergencia que desemboca
en el estacionamiento donde convergen los edificios Mariano Escobedo, Ramón
Corona y Miguel Negrete, el viernes 8 de marzo se apilaban las butacas y el
tapiz de los asientos en el camión de redilas.
Lo más posible de llevarse en cada viaje |
El viernes y sábado, el camión se llevaba
las butacas rotas, viejas, oxidadas y despintadas, listas para venderse como
fierro viejo. Con el asombro de vecinos y de personas en su paso cotidiano al Metro Tlatelolco.
El último viaje |
El viernes
por la noche, comentaron los trabajadores: varios jóvenes indigentes, entre
ellos, mujeres, se fueron a despedir de su improvisada
vivienda.
Trabajador en su pesada labor, posiblemente conocedor del destino del inmueble |
Y por fin, el sábado, el último camión,
repleto de butacas, se retiró del lugar, sinuosamente se desplazó por el
estacionamiento para perfilarse hacia la calle Manuel González…
-Será un centro comercial -muy seguro,
susurró un joven trabajador-.
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Perfilandose hacia la avenida Manuel González |
Regreso de mis recuerdos, me encamino
hacia la salida, capturo algunas imágenes y me siento envuelto en un frenesí de
añoranza, por todo lo que viví y conviví, en éste, mi muy entrañable CINE TLATELOLCO.
Fotografías de Ignacio Arellano Mora.
eso recuerda un consejo. nada es para siempre, pero en los recuerdos de quienes lo vivimos en su esplendor vivira mientras tengamos memoria
ResponderEliminaryo tambien tengo muy entrañables recuerdos que hasta mis ultimos dias recordare con gusto y el sentirme parte de esa generacion soy una tlateloca de corazon
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