Aurelio Cuevas
(Sociólogo)
Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo |
Hacia
fines de febrero se dio la noticia del encarcelamiento de Elba Esther Gordillo,
quien fungía hasta entonces como presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE), organización que agrupa a los maestros de educación
básica (primaria y secundaria) que trabajan para el gobierno federal. Tal hecho
se ha acompañado de un sinfín de declaraciones públicas en las cuales se
recalca que el régimen peñista es “amigo de los maestros” y que la relación con
estos no admite mediaciones, buscando así opacar la representación sindical frente
al gremio magisterial.
Las
oficinas principales del SNTE, ubicadas en el Centro Histórico de la capital se
encuentran desde hace mucho tiempo “resguardadas” por personal de ¡Guardias
Presidenciales! ¿Cómo se puede explicar tal cosa? ¿Tal medida fue una solicitud
de la representación sindical o se aplicó por los gobiernos en turno para
garantizar el control político sobre el magisterio?
Tras
el encarcelamiento de la lideresa del SNTE todo parece indicar que los
dirigentes gremiales en turno no quieren obstaculizar que el gobierno aplique
la “Reforma Educativa”. Esta última más bien debería llamarse una reforma laboral,
por propiciar las condiciones de un trabajo precario (al someter a una
“evaluación obligatoria”, sin mediación sindical, a los maestros en los rubros
de ingreso, promoción y permanencia). O también denominarse como una reforma
administrativa, ya que se restringe el presupuesto público para dar
mantenimiento de las instalaciones escolares descargando esta responsabilidad
en los padres de familia o en la comunidad aledaña.
Las
reacciones en las filas magisteriales ante el arresto de la lideresa han sido de
aceptación de las faltas que se le atribuyen, sobre todo la relativa al uso en
provecho personal del patrimonio sindical. Hasta ahora se desconoce que pasará
con los dos mil millones de pesos pertenecientes al SNTE depositados en cuentas
bancarias controladas por la ex -dirigente, lo cual se ha considerado como el motivo
oficial de su encarcelamiento. ¿Retornará el dinero rescatado a las finanzas
sindicales o quedará en manos del gobierno, a través de la Secretaría de
Hacienda, en tanto se determina la situación penal de la señora Elba Esther? La
oscuridad rodea la cuestión.
Por
ahora se abre la pregunta de si los grupos de oposición -sobre todo la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación- a la casta burocrática conductora
del SNTE tendrán la fuerza suficiente para que a corto plazo se ventilen los
asuntos magisteriales escuchando y acatando la voluntad de los representados. Esto
no parece factible ya que el gobierno de Peña Nieto actuó contra Elba Esther
cuando esta anunció su oposición a la citada “reforma educativa”, con lo cual
abrió la puerta a una movilización gremial importante. Y tal vez esta fue la verdadera
causa de su detención.
En
consecuencia quienes quedan al frente del SNTE saben que su permanencia solo
puede ser con aval del gobierno, o sea a condición de permitir que con la susodicha
reforma se liquiden la estabilidad laboral, el salario digno, el ascenso de
escalafón, entre otros derechos conquistados por los maestros desde hace
décadas. Ante este panorama solo hay dos opciones para el sindicato: renovarse
a fondo o prepararse para sus exequias.
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