Alejandro Mario Fonseca
Hace ya veinticinco años se firmó el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Fue una firma
simultánea en las ciudades de Ottawa, Washington DC y México, por los
respectivos presidentes Brian Mulroney (Canadá), George Bush (Estados Unidos) y
Carlos Salinas de Gortari (México).
Entró en vigor un año después, el 1
de enero de 1994. En México el decreto
del TLCAN lo firmó el presidente Salinas el 14 de diciembre de 1993; y
consecuentemente fue publicado en el 20 de diciembre en una edición de 560
páginas del Diario Oficial de la Federación.
Curiosamente el decreto tiene la
firma de Manuel Camacho Solís, en ese tiempo secretario de Relaciones Exteriores
(SER); y fue certificado por Marcelo Ebrard, subsecretario de la misma (SRE).
Ambos personajes se convertirían muy pronto en detractores del fenómeno
político y económico que iniciaba: el neoliberalismo y la globalización.
El objetivo principal del tratado,
según su texto original, era: “eliminar obstáculos al comercio y facilitar la
circulación transfronteriza de bienes y de servicios entre los territorios de
las partes”.
Uno de sus temas más delicados fue el
de la liberación de productos agrícolas. Por eso fue que hasta el 1 de enero de
2008 concluyó: se había pactado que se hiciera una reducción gradual hasta por
15 años para el caso del maíz, frijol, azúcar y leche. Los cuatro productos de
consumo popular en México.
Las paradojas de la globalización |
¿Una difícil
renegociación?
A medio año de la llegada de Donald
Trump a la presidencia de los Estados Unidos, la semana pasada inició la
renegociación del TLCAN. Fue una de sus principales propuestas de campaña. Y
paradójicamente, contra lo que la mayoría de los analistas esperaban, México podría
ser el principal beneficiario de dicha renegociación. ¿Por qué?
Bueno, el beneficio no sería en
términos generales, ni inmediato, se trata de la posibilidad de un beneficio
gradual y estructural. Los principales beneficiarios serían los trabajadores
mexicanos, que vivirían una especie de justicia histórica largamente
escamoteada y postergada: salarios justos.
Veamos con calma las noticias de
última hora. Por ejemplo José Luis Haro escribió en el blog de Sin
embargo:
En las últimas mesas que se debaten en la jornada del domingo del TLCAN
en Washington, tres temas están sobre la mesa: las reglas de origen, la
resolución de conflictos y los salarios.
Para la Unifor, uno de los principales sindicatos de Canadá, que incluye
a las industrias automotriz, energética y de telecomunicaciones, los bajos
salarios en México provoca el cierre de empresas.
“El problema de México es que sus negociadores se niegan a revisar los
salarios, son tan bajos que no podemos competir”, dijo Jerry Dias, líder
sindical.
No sólo Canadá está interesado en el tema de los salarios en México, el
pasado 7 de agosto, Bloomberg (la
poderosa compañía de análisis y software financiero) aseguró que el
Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría lograr que en las
renegociaciones del TLCAN los trabajadores mexicanos obtengan un aumento
salarial para evitar que las empresas estadounidenses se trasladen a México,
donde los trabajadores ganan la cuarta parte de los salarios de sus pares de
Estados Unidos.
¿Al loco
Trump le sale el tiro por la culata?
Para mí está muy claro que Trump
nunca se esperó lo que está sucediendo con la renegociación. Él es un claro
ejemplo del capitalista depredador, ignorante y abusivo que está en extinción.
Las sociedades capitalistas modernas y democráticas ya no soportan a los
aventureros, a los corruptos.
Los monstruos que ve Trump son
ficticios, el problema no somos los mexicanos, ni los musulmanes, los negros o los orientales; sino las viejas
técnicas e infraestructuras nacionales, los intereses creados y los viejos
hábitos y estructuras gubernamentales.
Originalmente los apoyos de Donald
Trump son las fuerzas irracionales que han logrado sobrevivir: el gran capital
financiero, los fabricantes de armas, los grandes especuladores inmobiliarios,
los sectores contaminantes como el petroquímico y una amplia franja de la clase
media blanca ignorante, consumista y amodorrada.
Pero ahora, más allá de la mala retórica
y de la demagogia, resulta que la renegociación del TLCAN puede resultar
virtuosa para los tres países. Y de rebote beneficiar a la clase trabajadora
mexicana, “sucia fea y mala” que tanto odia Trump. Algo que muy pocos
esperábamos.
La competitividad basada en la
productividad no tiene raza ni nacionalidad, es la piedra de toque de la nueva
economía capitalista mundial. Y no existe ninguna razón cabal, humana, para que
la productividad se siga sosteniendo en salarios de hambre como los que tenemos
en México.
¿Cómo
diablos le van hacer para elevar los salarios en México?
México se ubicó en el último lugar de
los 35 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE): la mano de obra fue la peor pagada durante 2016.
Así que a través de las negociaciones
del TLCAN, que comenzaron el pasado 16 de agosto, los funcionarios
estadounidenses impulsarán los salarios más altos y mejores condiciones
laborales para los empleados mexicanos.
El trabajo
mexicano se paga en promedio de 14.63 dólares, muy por abajo de la media, la
cual es de 50.21 dólares. Los trabajadores mexicanos ganan menos que los de
Chile, donde se paga en promedio 20.51 dólares, Letonia, (25. 38) y Eslovaquia
29.9, reveló un informe publicado por la OCDE en abril pasado.
El Gobierno
de Trump “hará una fuerte presión, y considero que con razón, respecto a los
estándares laborales”, dijo a Bloomberg Gerardo
Otero, profesor de la Universidad Simon Fraser de Canadá que ha publicado más
de 100 artículos o libros sobre México y América Latina. “Si los precios
mexicanos suben debido a los aumentos salariales podría haber una oportunidad
de cerrar la brecha”. (Cfr. Sin embargo).
Lo que falta por verse es cómo
diablos va a reaccionar la clase política mexicana ante el hecho. De rebote el
que saldrá beneficiado será López Obrador. ¿Será que se verán forzados a
conceder la satisfacción de una vieja e histórica demanda de la izquierda
mexicana? ¿Salarios dignos y justos para los trabajadores? Ya veremos hasta
donde llega todo esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario