Por Alejandro Mario Fonseca
Me da algo así como pena, vergüenza o
compasión, al sentarme a escribir sobre el affair
Peña Nieto-Trump. Pero me veo obligado a hacerlo, porque tras la última
revelación del Washington Post, es
todo un escándalo político mundial.
El pasado jueves 3 de agosto el Washington Post dio a
conocer una transcripción de la conversación telefónica entre los presidentes
Peña Nieto y Donald Trump ocurrida el 27 de enero de 2017. Se trata de una
triste plática entre el “niño malo” y el “niño bueno”. Una hora duró la llamada
y los temas de la misma fueron la construcción del muro, la prensa, el TLC, el
crimen organizado y el ejército.
Lo primero que hay que decir, es que
para nosotros los mexicanos no deja de ser impresionante el poder del
periodismo independiente. Valla que la prensa libre es un verdadero contrapeso
al abuso de poder en los Estados Unidos. Y esto de rebote, nos beneficia.
Y lo segundo, es que se confirma lo
que ya Aristegui noticias había
publicado desde el 1 de febrero con base en un reporte de Dolia Estévez (de la
revista Forbes). La periodista
sostuvo que fue una conversación muy ofensiva en la que Trump humilló a Peña
Nieto: "No necesito a los mexicanos,
no necesito a México", habría comentado el presidente de EU. Y amenazó
con usar su fuerza militar, según el reporte de la periodista en Washington.
“Trump
siempre en tono humillante, ofensivo, dijo que los militares mexicanos no servían para
su tarea de combatir el narcotráfico”, añadió. “Trump amenazó con usar la fuerza militar… la actitud de Trump fue todo
menos que constructiva… si las fuerzas armadas mexicanas no pueden con el
narcotráfico, él va a ampliar sus tropas”, mencionó.
Peña Nieto y Donald Trump |
¿Qué es el
bullying?
Sí algo refleja nítidamente este
affair, es bullying, acoso político. Veamos primero qué es el bullying. El acoso escolar, también conocido como hostigamiento escolar, o en inglés bullying, es
cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido
entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo
determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el
nombre específico de ciberacoso.
Estadísticamente, el tipo de violencia
dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula
y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso
escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia,
siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
El acoso escolar es
una forma característica y extrema de violencia escolar. Según el
experto José Sanmartín, El acoso escolar
es una especie de tortura,
metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el
silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros. (Cfr.
Wikipedia).
A partir de la metáfora del bullying
escolar llevado a la escena política encuentro dos interpretaciones de la
famosa llamada. La primera es la que hizo pública Carmen Aristegui: se trata de
una dura crítica al presidente mexicano.
Dos lecturas
de una triste llamada
A todas luces, sin dejar de reconocer que el
“niño malo” amenazante y grosero es Trump, pone el acento en criticar al “niño
débil”, al ambiguo y timorato Peña Nieto:
“Ante esta insólita embestida de Trump, Peña no fue firme, balbuceó”,… e
incluso el mexicano intentó explicar que México busca una relación constructiva
con su vecino. (Dolia Estévez el 1 de febrero).
Y el viernes pasado (4/8/17), en su
columna del diario Reforma, Aristegui
fue todavía más dura refiriéndose a la actitud esquiva de Peña: ¿No es esta una conducta que –si nos vamos
al código y nos ponemos estrictos- calificaría para ser considerada como
traición a la patria?
Carmen Aristegui tiene suficientes
motivos para ser dura y estricta con Peña Nieto. Pero existe por lo menos otra
interpretación del hecho un poco más sensata, menos emocional y más analista:
la de Luis Antonio Espino en el portal de la revista Letras Libres.
En resumen Espino destaca de la
llamada, que
1. Trump
admite que el muro fronterizo fue un disparate de campaña que ahora está
obligado a cumplir.
2. Peña
Nieto siguió la “Doctrina Slim”: buscar al negotiator y
evitar al Terminator.
3. La
llamada nos confirma a un Trump aterradoramente peligroso para su país y para
el mundo.
Espino concluye: Peña no confronta ni desafía a Trump, pero sí deja entrever sus
puntos envueltos en un discurso barroco y cortés al extremo, lleno de
eufemismos y mensajes entre líneas.
Y remata: El estereotipo del ugly American (americano malo) encarnado en Trump se enfrentó con el
estereotipo del político priísta del siglo XX, representado fielmente por Peña
Nieto.
¿Ladino mata
bullying?
Espino se apoya en Octavio Paz, que
en El Laberinto de la Soledad escribió que “aun en la disputa, el
mexicano prefiere la expresión velada a la injuria: al buen entendedor, pocas
palabras”. Espino es muy suave en su crítica: No sé si impresionado o irónico, Trump le dice varias veces a Peña:
“tus palabras son hermosas” y “yo no podría hablar de manera tan hermosa”, un
halago que a pocos mexicanos se nos hubiera ocurrido.
Como se supo después, la llamada no
fue privada, para empezar hubo traductores de ambos lados y también asesores.
Fue una plática de 20 minutos que duró una hora. La impresión que me da es que
el equipo de Peña fue suficientemente sagaz, astuto o taimado; es decir ladino.
Y al final el golpeador, amenazante y
burlón, en suma el bullying Trump
quedó desarmado, simplemente no supo que contestar. Por lo menos la cultura
priista sirvió para algo está vez: para dejar desconcertado al golpeador, que
optó por la ironía.
Por lo demás, a seis meses de asumir
la presidencia del país más poderoso del mundo, Trump se nota cansado pero
sigue igual de necio. Va de error en error, el problema es que todavía nos
quedan tres años y medio de soportarlo.
Y ya a manera de conclusión, sólo me
resta comentar que en el bullying siempre hay un tercero que puede interceder protegiendo
al “niño bueno”, y en la escena política internacional todavía no hemos visto a
un líder de peso que se arriesgue a apoyar y defender a Peña Nieto. ¿Será
porque todos saben que no es tan bueno?
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