Alejandro Mario Fonseca
El pasado fin de semana los
presidentes de Estados Unidos y México. Donald Trump y Enrique Peña Nieto,
hicieron sendas declaraciones públicas que, aunque en contextos diferentes,
denotan una gran coincidencia: ambos desprecian la inteligencia de sus
respectivos pueblos.
Y los dos no son más que grandes
demagogos ya que sus promesas resultan
si no imposibles, sí muy difíciles de cumplir. Pero también utilizan mentiras, verdades
a medias y otros procedimientos similares para convencer a sus respectivos
pueblos y convertirlos en instrumentos de la propia ambición política.
Además las tensiones internas en
ambos países son un buen caldo de
cultivo para la demagogia, propiciada también por los radicales enfrentamientos
existentes entre los diferentes países de sus respectivas zonas en conflicto.
Las noticias que comento a continuación las tomé del diario Reforma en su edición de hoy domingo 13 de agosto.
Trump: demagogo hacia dentro, amenazante y corrupto hacia fuera |
Deja marcha
racista muertes y violencia
Veamos primero el caso más complejo,
el de Trump. Una manifestación organizada por racistas neonazis en el estado de
Virginia causó una ola de violencia. El gobernador tuvo que declarar estado de
emergencia.
Se trató de la manifestación
supremacista más numerosa de las últimas décadas. La violencia fue casi
inmediata, luego de que un automóvil atropelló deliberadamente a personas que
se manifestaban pacíficamente contra la marcha: murió una mujer y varios
resultaron heridos.
Todo se complicó porque un
helicóptero que vigilaba las protestas se desplomó y dejó por lo menos dos policías muertos. La policía
aseguró que el incidente estuvo relacionado con las protestas, pero no se sabe
bien a bien qué pasó.
El origen del conflicto está en la
decisión de la ciudad de Charlottesville de remover la estatua de Robert E.
Lee, un líder de la Confederación sureña, que defendió el esclavismo durante la
guerra civil.
Sin embargo, el verdadero problema es
que la tensión se ha incrementado a raíz de la llegada de Trump a la
presidencia ya que su campaña no solamente gozó de un ferviente apoyo a los
nacionalistas blancos, sino que también estuvo marcada por el insulto y la
provocación.
Pero ahora el loco se “suaviza” y
declara que “condena en los términos más fuertes posibles esta indignante
muestra de odio, intolerancia y violencia de muchos bandos”. Y abunda, “por
encima de todo, debemos recordar esta verdad: no importa nuestro color, credo,
religión o partido político, antes que nada todos somos estadounidenses”.
Presiona
Trump a China por Corea… y comercio
Por otro lado, el presidente Trump le
pidió a China su cooperación para relajar la tensión con Corea del Norte al
tiempo que impulsa una guerra comercial en su contra.
En concreto le pide al presidente
chino, Xi Jinping, que le ayude a frenar la carrera armamentista de Pyongyang.
A cambio le ofrece congelar las investigaciones sobre piratería, violaciones a
la propiedad comercial y robo de secretos de mercado, en los que han incurrido
las empresas chinas.
Para Trump se trata de una sola
política, declaró: “sí China nos ayuda (con Corea del Norte) me sentiré muy
diferente con respecto al comercio”. Más pragmático y corrupto no podía ser el
loco Trump. Ofrece hacerse de la vista gorda con las violaciones a la
legislación sobre comercio internacional, con tal de que China le dé la espalda
a los norcoreanos.
Mientras tanto el otro loco, el líder
norcoreano amenazó con lanzar misiles cerca de Guam, una isla estadounidense en
el Pacífico. No contento con la gravedad in
crescendo de los conflictos internos las cosas no podían estar peor para el
presidente Trump: se está metiendo en un conflicto que amenaza seriamente la
paz mundial.
Por otra parte, en Washington el
fiscal especial para investigar la injerencia rusa en las elecciones de los
Estados Unidos, Robert Mueller, anunció que está en pláticas para entrevistar a
altos funcionarios de la Casa Blanca, incluido el recién destituido jefe del
gabinete Reince Priebus.
Por el bien
del mundo Trump debe ser obligado a renunciar
El actor principal de esta “mala
película” que estamos presenciando es Donald Trump. Su ignorancia, su
ineptitud, en suma su irresponsabilidad como líder de la potencia más fuerte
del planeta, muy probablemente lo lleven más pronto de lo que pensábamos a una
renuncia obligada.
Mientras que en el interior desató la
ira de los supremacistas blancos, de los neonazis y del Ku Klux Klan, que ahora
llama hipócrita y demagógicamente “violencia de muchos bandos”; en el exterior
con la bravuconada de “llevar sangre y fuego a Corea del Norte”, pretende
chantajear comercialmente a China, la otra gran potencia mundial que
seguramente no caerá en la trampa.
Hasta el momento la guerra es verbal,
amenazas van y amenazas vienen, los dos locos están desatados. Pero como dice
Calderón, el cartonista del Reforma, habría que recordarles las
palabras de Nikita Jrúchov, en la crisis de los misiles en 1962: las palabras son cuerdas que van apretando
un nudo, si se tensan de más, llegará el punto en que nadie pueda desatarlo
aunque lo intente… y sólo sea posible con la espada.
Y en cuanto
a la demagogia de Peña…
En cuanto a la mala retórica, las
coincidencias de Trump y Peña Nieto son enormes. Para comentar la demagogia de
nuestro mandatario ya me queda poco espacio, pero la verdad es que no necesito
mucho. Se trata de la pobre y falsa
retórica del PRI de siempre.
Peña Nieto y la clase política que
encabeza, incluidos muchos panistas y perredistas, pretende que los mexicanos
no tenemos conocimiento de nuestra historia; pero no sólo eso, pretenden que
estamos ciegos, que no vemos la realidad.
En los discursos el PRI siempre será
el PRI. Ya nos habían salido con la bufonada de que el PRI es ejemplo de transparencia nacional. Y
también, no solamente Peña Nieto, sino muchos presidentes nos han dicho que
actúan con firmeza y sin contemplaciones frente a quienes violan la ley, que
combaten la corrupción y que en sus gobiernos no hay impunidad.
Ahora resulta que el PRI se abre a la
ciudadanía. De repente ya no se requiere tener una militancia probada de 10
años para poder ser candidato priista a la presidencia de la República. Creen
que no nos damos cuenta de que el abuso y la corrupción los dejó prácticamente
sin candidatos viables.
Y por último, por lo que toca a la
política exterior mexicana, el falso conflicto con Venezuela ya lo comentaré
con calma.
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