Miguel Angel Márez Tapia*
La
negativa apresuró la decadencia y abandono del templo y convento de Tlatelolco,
a mediados de siglo XIX el lugar mostraba un estado completamente deteriorado,
solamente “los árboles, siempre verdes y gallardos que en grupos o en hileras,
le cubre por varias partes (al suelo de Tlatelolco), son la prueba más cumplida
de que sólo la naturaleza es grande en sus obras”4,
el templo fue cedido por los franciscanos a la Parcialidad de Tlatelolco en
1861, cerrada el 24 de octubre de dicho año. En 1882 en palabras del cronista
Manuel Rivera Cambas: “el cementerio estaba destruido y su lugar lo ocupaba una
ladrillera, los arcos del atrio y éste mismo casi en ruinas; la iglesia,
descuidada y sombría, conservaba, sin embargo, su retablo principal completo, y
en la sacristía pudo constatar que se guardaban algunos retratos de personajes
que estuvieron relacionados con la labor educativa que alguna vez se desarrolló
en Tlatelolco”5. La
iglesia abría sus puertas apenas los días domingos y después 1884 dejó de
hacerlo porque se empezó a utilizar como almacén. El colegio de San
Buenaventura fue convertido en prisión militar, para 1904 habían modificado su
estructura porque fue anexado a la prisión un cuartel como lo advirtió Antonio
García Cubas, mientras que en 1927 el pintor Gerardo Murillo, el Dr. Atl, dejó constancia que el inmueble
seguía siendo parte de las oficinas aduanales.
Rafael
García Granados en el prólogo de un libro dedicado al Colegio de la Santa Cruz
escribió que antes de volver ser abierta al público y regresarle sus servicios
eclesiásticos estaba “la iglesia situada dentro de un patio de ferrocarril (…),
convertida en bodega y rodeado de construcciones provisionales, sobre el ábside
había una caseta de madera cubierta de anuncios de un refresco, en lo que debió
haber sido el atrio y cementerio, había barracas construidas con desechos de
materiales. El interior del templo, en algún momento se acondicionó como estufa
de desinfección para carros de ferrocarril. Sobre ellos preside un fresco del
siglo XVII que representa a San Cristóbal, único resto de la época que
recordaba con veneración haber sido sitio destinado a impartir la alta cultura
a los indios para colocarlos en posición de alternar en todos los campos con
sus conquistadores”6.
Aún cuando el templo había sido declarado monumento colonial en 1931 por
iniciativa de Manuel Toussaint, los esfuerzos de relevantes personajes por
hacer entender a las autoridades de la importancia de la historia y regresarle
el valor artístico del conjunto monástico de Tlatelolco se logró hasta 1944,
luego de 80 años de permanecer en absoluto abandono, lo que permitió una
restauración de tres décadas para observarla tal cuál la conocemos cuando se
inauguró el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco.
Fresco de San Cristóbal en Iglesia de Santiago |
Para
introducirnos con el relato de la tragedia iniciemos con una pregunta, alguna
vez se ha cuestionado: ¿Por qué la iglesia
de Santiago Tlatelolco no figura como uno de los principales recintos
religiosos de la ciudad? Pocos recintos cuentan con la importancia de haber
sido sede del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, la primera institución de educación superior de América,
preparatoria para la universidad, destinada a los indígenas, fundada en 1536,
ya para esos primeros años contó con un programa sistemático, textos de
estudios junto a una biblioteca, maestros formales que consolidaron la
transmisión de la tradición cristiana a los términos de la cultura indígena, que dio
fruto a la importantísima obra de Fray Bernardino de
Sahagún con su Historia general de las
cosas de la Nueva España, escrita dentro de los muros de ese templo,
“además de realizarse estudios de gramática, retórica latina, geografía,
historia, preceptiva literaria, lógica y filosofía, en el Colegio de la Santa Cruz
de Tlatelolco se produjeron documentos como el Códice Florentino”1.
Original del Códice Florentino |
En
1770, la ciudad de México se dividió en trece curatos, habitantes de la
Parcialidad de Tlatelolco solicitaron que el templo de Santiago pudiera ser una
de las cabezas administrativas eclesiásticas, sin embargo “no fue secularizada
porque se temía darle importancia a un sitio que los indios consideraban como
suyo, ellos habían construido la iglesia y aunque el colegio para la nobleza
indígena era entonces sólo un recuerdo, la comunidad tenía gran respeto y apego
por el lugar”2.
Curiosamente,
el motivo de las autoridades eclesiásticas para negarle el curato al templo de
Santiago y a su convento anexo fue haber sido sede del Colegio de la Santa Cruz, aún
cuando el edificio y claustro que conocemos hasta nuestros días son los restos
del Colegio de San Buenaventura y San Juan Capistrano edificado en 1660, ya que
el templo original había sido construido con materiales paupérrimos. La
jerarquía parroquial del rumbo fue otorgada a la capilla de Santa Ana (hoy
localizada en las calles Peralvillo y Matamoros), de acuerdo a palabras del rey
Carlos III de España: “por más cómoda y conveniente” y dejado “libre aquel
colegio e iglesia a la religión de San Francisco, mediante haber sido el
primero y el principal colegio de estudios de la expresada provincia del Santo
Evangelio. Que quede en manos de la religión y que éste entregue todo lo
correspondiente a la parroquia…”3.
La llegada de Cortés a tierras mexicanas en el Códice Florentino |
Codice Florentino que sirvió para publicar la obra de Fray Bernardino de Sahagun |
*Antropólogo
Notas
1. Pablo
Escalante Gonzalbo. “El Colegio Santa Cruz de Tlatelolco” en Arqueología Mexicana, Núm 89, Ed.
Raíces, México, enero-febrero, 2008.
2. Mercedes
de Vega. Tlatelolco. Afluencia de
relaciones, SRE, México, 2009, p.13.
3. Fernando
de Ocaranza, El imperial Colegio de
Indias de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, México, 1934, p. 208.
4. Manuel
Ramírez Aparicio, Los conventos suprimidos
en México, Imprenta J.M. Aguilar, México, 1861, p. 431.
5. Manuel
Rivera Cambas, México pintoresco,
artístico y monumental, Ed. Valle de México, México, 1882, p. 81.
6. Elisa
Vargas Lugo, Claustro franciscano de
Tlatelolco, SRE, México, 1994, p. 42.
Gracias! Muy interesante descripción de lo sucedido a este lugar.
ResponderEliminarQue maravilla es una iglesia que no tiene cúpula denota su antigüedad.
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