Por Mónica Vázquez Delgado
@MnicaVzquez2
“Sí, está muy jodido lo que les está pasando a
ustedes, pero allá en Veracruz nos están acosando, siguiendo e intimidando. No
se trata de una agresión, sino de hostigamiento por parte del gobierno”, dijo
Rubén Espinosa en una reunión con los integrantes de la organización por la
defensa de la libertad de expresión, Artículo
19.
Dicha reunión fue descrita por Darío
Ramírez, director de Artículo 19,
entrevistado el 16 de agosto por la revista Emeequis. Rubén se unió a la organización y a
talleres sobre manuales de protección a fotoperiodistas. De acuerdo con la
entrevista, Rubén se cuidaba en todo momento y se autoexilió en el Distrito
Federal.
Y el 31 de julio, Rubén; Nadia Vera,
antropóloga y activista, Yesenia Quiroz, Mile Martín y Alejandra Negrete fueron
asesinados en un departamento de la colonia Narvarte. Las cámaras fotográficas
se alzaron en silencio, las mantas en las calles gritaron el #YoTeNombro, para
no olvidar, que este caso también era feminicidio…pero no se trata de “luchar”
por saber cuál muerte debe ser más reivindicativa, como se mencionó en el
artículo “La colombiana y la colombianización” de Animal
Político: “Se
trata del valor de la vida y de no acostumbrarnos a la violencia, a que nos
maten. Nosotros sabemos que duele porque llevamos más de 50 años poniendo
muertos. Sabemos que el problema cruza fronteras y que las causas están
relacionadas a políticas internacionales y globalizadas. Pero sabemos también
que la solidaridad es internacional.”
Se trata de no normalizar la violencia
y de no mediatizarla como una nota que día a día forma parte del acontecer en
nuestro país. No se trata de eso.
En el estado de México y en Morelos
apenas dieron luz verde para la “Alerta de Género”, después de 840 feminicidios
después. En Veracruz, de acuerdo a Artículo
19, van 18 periodistas asesinados; en 2014 hubo 41 agresiones a medios de
comunicación en Veracruz. El año pasado, el medio Comunicación e Información de
la Mujer (Cimac), publicó su informe sobre la violencia hacia mujeres
periodistas, en donde, de 2012 a 2013
hubo 86 casos impunes. “Al periodismo mexicano le están arrancando página por
página”, escribió Alejandro Almazán en su columna del periódico Más por Más.
Han sido años de silencio, de autosilencio y
de luto nacional cada día. Pareciera que los micrófonos se han enmudecido, las
plumas se han quedado sin tintas y las hojas siguen
incompletas, por que nos faltan periodistas del DF, de Guerrero, de Veracruz y
de otros estados que ofrezco disculpa por no mencionar sus nombres. En México
el silencio se ha convertido en protesta ante las desapariciones y asesinatos.
El siete de julio de este año,
publiqué un artículo en Join, donde hice un recorrido histórico
sobre las leyes mordazas en nuestro país: burocratización de la transparencia y
legitimación de las “restricciones” de la libertad de expresión y la libre
manifestación. El silencio ha sido secuestrado y nuestra libertad mancillada.
Hace tiempo escribí un relato en
memoria por las desapariciones del gremio periodístico…sigue pasando el tiempo
y seguiremos escribiendo por cada escritorio vacío, pero también ya no queremos
escribir, porque tampoco se trata de normalizar las desapariciones. Recuerdo
que escribí: “Aquí todo empieza a envejecer, se ha llevado las palabras de
esperanza. No nos deje con las palabras resignadas.A sus palabras las seguimos
buscando...a ellas el silencio las ha vuelto un grito.”
Las y los recordaremos, las y los
seguiremos mencionando, pero tampoco ya no queremos vivir, como menciona el
periodista Carlos Fazio “seguir en el juego macabro de militarizar la vida”. Ya
no queremos.
Quisiera concluir con un silencio,
quiero dedicar mi escrito a cada periodista silenciado, a cada feminicidio
maquillado de frases como “es que no debió vestirse así” y mejor les digo que
yo estudié periodismo porque no quiero ver caer a mi país, no para que me
maten.
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