martes, 22 de septiembre de 2015

EN CUAUHTÉMOC: ¿SE RENUEVA LA ESPERANZA?

Por Héctor Márquez Zermeño

Ø  En 1997 el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del PRD fue el primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal electo por mayoría de votos frente a candidatos del PRI y del PAN –entre otros-, lo cual representó un halo de esperanza hacia una posible transición democrática en la capital.
Ø  El deseo de los que hemos apoyado un cambio hacia la izquierda en los destinos de esta ciudad y del país, es de que esperábamos un nuevo estilo de gobernar.

Manlio Fabio Beltrones

En México los orígenes de la lucha armada de 1910 no fue precisamente una revolución socialista a diferencia de Cuba, Nicaragua, etc., pero sí una movilización social encabezada por Francisco I. Madero y sus principales caudillos Emiliano Zapata y Francisco Villa que buscaban Tierra, Libertad y Justicia Social, y como antecedente no podemos dejar de mencionar la influencia de los hermanos Flores Magón, los Serdán –entre otros-.

Posteriormente los militares (Huerta, Carranza, Obregón, Calles, etc.) asesinan a los citados caudillos Villa, Zapata y muchos más con el objeto de apropiarse una lucha armada que ellos mismos combatieron, y desataron una lucha encarnizada por el poder hasta conseguirlo ya que el dictador Porfirio Díaz había abandonado el país y Francisco I. Madero había sido asesinado por ellos, lo cual dio origen en un principio al PNR que con el paso del tiempo se convertiría en el actual PRI.

Así las cosas, históricamente está comprobado, por nuestra propia experiencia y por la de los países de América Latina, que las revoluciones armadas triunfantes conducen a hegemonías pragmáticas que sacrifican la democracia a cambio de un supuesto bienestar colectivo. Esto se debe a que el elemento democrático está excluido de las revoluciones armadas. A las tropas no se les puede organizar por la vía democrática, porque la lucha por el poder armado es esencialmente contraria al compromiso democrático al que dice responder, y cuando los armados llegan al poder, pues no lo distribuyen, no lo reparten, no compiten por él por la vía democrática. Si llegan por las armas al poder, sólo esperan que los saquen por las armas, y sólo se les puedes sacar por las urnas cuando se les obliga a instaurar una transición democrática, en la que no tengan más remedio que aceptar las condiciones.

La actual clase gobernante del poder que llegó por las armas y no por las urnas, cuando habla de democracia no es para competir por el poder o para repartirlo en un proyecto de transición, en un proyecto de alternancia, es más bien una manera de decir: …”aquí nos vamos a quedar”… Toda la reforma democrática que hayan implementado el PRI y el PAN, incluso la reforma electoral actual, está diseñada con el objetivo central, estratégico de la clase gobernante de permanecer en el poder.

Recordarán que en 1997 el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del PRD fue el primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal electo por mayoría de votos frente a candidatos del PRI y del PAN –entre otros-, lo cual representó un halo de esperanza hacia una posible transición democrática en la capital en primera instancia y del país en segunda, le siguieron Andrés Manuel López Obrador (aunque muy cuestionado alcanzó logros importantes), Marcelo Ebrard Casaubon (tristemente marcado por la línea 12 del Metro) y Miguel Ángel Mancera, actual Jefe de Gobierno del DF (cada vez más cercano y a las órdenes de los Pinos)

El deseo de los que hemos apoyado un cambio hacia la izquierda en los destinos de esta ciudad y del país, es de que esperábamos un nuevo estilo de gobernar, que sin olvidar la movilización social, sino por el contrario apoyándose en ella, intentara que los ciudadanos fueran la parte más importante en la realización de programas encaminados a transformar esta sociedad donde la corrupción ha sido el símbolo más preciado.

Sin embargo la forma de gobernar de los perredistas fue con el paso del tiempo cada vez más parecida a la del PRI hasta que la obsesión electoral (votos por apoyar el pacto por México, votos por aprobar las reformas estratégicas de energía, etc.) y otras causas (corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, etc.) los hizo coincidir. Hasta el día de hoy la ideología de “izquierda” quedó desdibujada, sustraída y tristemente olvidada, siendo sustituida por un pragmatismo institucional que ya lo único que busca es la posibilidad de distribuir los cargo$ público$.

La delegación Cuauhtémoc gobernada por el PRD durante seis trienios consecutivos (uno por designación y cinco por elección) no ha sido ajena a esta realidad, ha sido severamente castigada por el voto de los tlatelolcas, que de 38 casillas perdieron en las 38 en los recientes comicios llegando en algunas hasta el cuarto o quinto lugar.

Se han mencionado diversas causas en diferentes medios, pero lo que nos parece más acercado a la realidad es que el voto más que de apoyo fue de castigo, en virtud de que la ciudadanía de Tlatelolco y de la Cuauhtémoc lo ha interpretado como una carencia total de sensibilidad ante los problemas que los afectan y únicamente ven la preocupación que tuvieron de preservar los puestos para familiares, amig@s, etc., y ya no soltar a nadie “su parcela” de poder como ocurría en los reinos medievales.

Lo cierto es que es evidente el desencanto de los gobernantes autonombrados de “izquierda” del PRD, por ello ahora se le dio la confianza a Ricardo Monreal Ávila, candidato electo de MORENA quien trae una trayectoria desde ser gobernador hasta senador de su estado natal Zacatecas y radicado desde hace años en la Ciudad de México en donde ha realizado estudios de Derecho. Su trayectoria política ha sido destacada y él pretende rescatar y renovar la administración pública en la delegación Cuauhtémoc y la calidad de vida de sus habitantes, así como de proveerla de mejores servicios debido a la cantidad de visitantes que recibe a diario.

El voto de confianza ya se dio, ahora toca a la administración de Morena no incurrir en los mismos errores dado que ya se renovó la esperanza entre la mayoría de la comunidad…

Hasta la próxima y resistamos civilizada y pacíficamente.

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