Por Héctor
Márquez Zermeño
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En 1997 el Ingeniero Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano del PRD fue el primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal
electo por mayoría de votos frente a candidatos del PRI y del PAN –entre otros-,
lo cual representó un halo de esperanza hacia una posible transición
democrática en la capital.
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El deseo de los que hemos apoyado
un cambio hacia la izquierda en los destinos de esta ciudad y del país, es de
que esperábamos un nuevo estilo de gobernar.
Manlio Fabio Beltrones |
Posteriormente los
militares (Huerta, Carranza, Obregón, Calles, etc.) asesinan a los citados
caudillos Villa, Zapata y muchos más con el objeto de apropiarse una lucha
armada que ellos mismos combatieron, y desataron una lucha encarnizada por el
poder hasta conseguirlo ya que el dictador Porfirio Díaz había abandonado el
país y Francisco I. Madero había sido asesinado por ellos, lo cual dio origen
en un principio al PNR que con el paso del tiempo se convertiría en el actual
PRI.
Así las cosas,
históricamente está comprobado, por nuestra propia experiencia y por la de los
países de América Latina, que las revoluciones armadas triunfantes conducen a
hegemonías pragmáticas que sacrifican la democracia a cambio de un supuesto
bienestar colectivo. Esto se debe a que el elemento democrático está excluido
de las revoluciones armadas. A las tropas no se les puede organizar por la vía
democrática, porque la lucha por el poder armado es esencialmente contraria al
compromiso democrático al que dice responder, y cuando los armados llegan al
poder, pues no lo distribuyen, no lo reparten, no compiten por él por la vía
democrática. Si llegan por las armas al poder, sólo esperan que los saquen por
las armas, y sólo se les puedes sacar por las urnas cuando se les obliga a
instaurar una transición democrática, en la que no tengan más remedio que aceptar
las condiciones.
La actual clase
gobernante del poder que llegó por las armas y no por las urnas, cuando habla
de democracia no es para competir por el poder o para repartirlo en un proyecto
de transición, en un proyecto de alternancia, es más bien una manera de decir:
…”aquí nos vamos a quedar”… Toda la reforma democrática que hayan implementado
el PRI y el PAN, incluso la reforma electoral actual, está diseñada con el
objetivo central, estratégico de la clase gobernante de permanecer en el poder.
Recordarán que en
1997 el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del PRD fue el primer Jefe de
Gobierno del Distrito Federal electo por mayoría de votos frente a candidatos
del PRI y del PAN –entre otros-, lo cual representó un halo de esperanza hacia
una posible transición democrática en la capital en primera instancia y del
país en segunda, le siguieron Andrés Manuel López Obrador (aunque muy
cuestionado alcanzó logros importantes), Marcelo Ebrard Casaubon (tristemente
marcado por la línea 12 del Metro) y Miguel Ángel Mancera, actual Jefe de
Gobierno del DF (cada vez más cercano y a las órdenes de los Pinos)
El deseo de los que
hemos apoyado un cambio hacia la izquierda en los destinos de esta ciudad y del
país, es de que esperábamos un nuevo estilo de gobernar, que sin olvidar la
movilización social, sino por el contrario apoyándose en ella, intentara que
los ciudadanos fueran la parte más importante en la realización de programas
encaminados a transformar esta sociedad donde la corrupción ha sido el símbolo
más preciado.
Sin embargo la
forma de gobernar de los perredistas fue con el paso del tiempo cada vez más
parecida a la del PRI hasta que la obsesión electoral (votos por apoyar el
pacto por México, votos por aprobar las reformas estratégicas de energía, etc.)
y otras causas (corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, etc.) los hizo
coincidir. Hasta el día de hoy la ideología de “izquierda” quedó desdibujada,
sustraída y tristemente olvidada, siendo sustituida por un pragmatismo
institucional que ya lo único que busca es la posibilidad de distribuir los
cargo$ público$.
La delegación
Cuauhtémoc gobernada por el PRD durante seis trienios consecutivos (uno por
designación y cinco por elección) no ha sido ajena a esta realidad, ha sido
severamente castigada por el voto de los tlatelolcas, que de 38 casillas
perdieron en las 38 en los recientes comicios llegando en algunas hasta el
cuarto o quinto lugar.
Se han mencionado
diversas causas en diferentes medios, pero lo que nos parece más acercado a la realidad
es que el voto más que de apoyo fue de castigo, en virtud de que la ciudadanía
de Tlatelolco y de la Cuauhtémoc lo ha interpretado como una carencia total de
sensibilidad ante los problemas que los afectan y únicamente ven la
preocupación que tuvieron de preservar los puestos para familiares, amig@s,
etc., y ya no soltar a nadie “su parcela” de poder como ocurría en los reinos
medievales.
Lo cierto es que es
evidente el desencanto de los gobernantes autonombrados de “izquierda” del PRD,
por ello ahora se le dio la confianza a Ricardo Monreal Ávila, candidato electo
de MORENA quien trae una trayectoria desde ser gobernador hasta senador de su
estado natal Zacatecas y radicado desde hace años en la Ciudad de México en
donde ha realizado estudios de Derecho. Su trayectoria política ha sido
destacada y él pretende rescatar y renovar
la administración pública en la delegación Cuauhtémoc y la calidad de vida de
sus habitantes, así como de proveerla de mejores servicios debido a la cantidad
de visitantes que recibe a diario.
El voto
de confianza ya se dio, ahora toca a la administración de Morena no incurrir en
los mismos errores dado que ya se renovó la esperanza entre la mayoría de la
comunidad…
Hasta
la próxima y resistamos civilizada y pacíficamente.
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