miércoles, 20 de septiembre de 2017

Óptica Ciudadana: EL GRITO

Por José Luís Hernández Jiménez
“Todo indica que el Hidalgo que nos muestran en la escuela y en todas las fiestas cívicas, no es el  verdadero Padre de la Patria. ¿Hasta en eso nos han engañado?
Para colmo, la imagen del don Miguel que todos conocemos, la mandó a hacer, en 1865, uno de los “malos” de la historia nacional, el archiduque y malogrado, II Emperador de México, Maximiliano de Absburgo. ¿Cómo está eso?
Peor aún. Leyendo bien, se sabe que el cura Hidalgo, ni hizo repicar la dichosa campana de Dolores, ni gritó lo que dicen que gritó. Entonces, ¿cómo estuvo aquello?
Por si fuera poco el mito, resulta que la hora y fecha en las que se acostumbra dar el Grito – 23 horas del 15 de septiembre – no son las correctas y esas fueron adoptadas, decretadas, porque tal fecha era el cumpleaños de un Presidente mexicano, don José de la Cruz Porfirio Díaz Mori. ¿Cómo?
Todavía mas: Se sabe que el Himno Nacional que todos cantamos, no es el completo, pues al original le fueron mutiladas seis estrofas, sobreviviendo solo cuatro, que por que aquellas hablaban bien de otros dos “malos” de la historia patria.
Y para acabarla de amolar, se sabe que por órdenes expresas del entonces Presidente  Álvaro Obregón, y de quien luego se convertiría en el Jefe Máximo, Plutarco Elías Calles, desde 1921 se dejó de mencionar en las festividades del Grito, a varios de los malos de nuestra historia, en especial al “Libertador de México”, como se le decía entonces, a un tal Agustín Cosme Damián de Iturbide y Aramburo, y cuyo nombre estuvo grabado en letras de oro en la mera Cámara de Diputados. 

El Grito

Pero como diría “Jack el Destripador”, vamos por partes:
Resulta que hasta el momento en que fuera fusilado y decapitado, en 1811, don Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo Costilla y Gallega, mejor conocido por nosotros sus cuates, como Migue Hidalgo, no había sido retratado.  Cierto, no solo no existían los celulares, sino que ni siquiera se había inventado la cámara fotográfica.  En ese entonces los pintaban, pero al Padre de la Patria, no. Su primer retrato data de 1828, ¡diecisiete años después de fusilado!,  y fue obra del pintor Claudio LInati. Y en nada se parece al que conocemos pues ahí, el cura Hidalgo usa sombrero con plumas, pantalones acampanados tipo chinaco, capa, espada y cruz, y una mirada fiera, es decir, no de cura sino de soldado en batalla.

Ese y otros retratos de Hidalgo fueron realizados “de oídas”, imaginando cómo era, en base a descripciones escritas de algunos personajes que lo conocieron.
Va una:   “… de cuerpo regular, trigueño, ojos vivos, voz dulce, conversación amena, obsequioso y complaciente, no afectaba sabiduría, pero muy luego se conocía que era hijo de las ciencias. Era fogoso, emprendedor y a la vez arrebatado”. Y va otra: “…de mediana estatura, cargado de espaldas, de color moreno y ojos verdes vivos, la cabeza algo caída sobre el pecho, bastante cano y calvo, como que pasaba ya de sesenta años, pero vigoroso aunque no activo ni pronto en sus movimientos, de pocas palabras en el trato común, pero animado en la conversación al estilo colegio, cuando entraba en el calor de alguna disputa. Poco aliñado en su traje no usaba sino otro que el que acostumbraban los curas de pueblos pequeños”.
Pero el retrato que todos aceptaron como el “bueno”, es el que mandara a hacer Maximiliano en 1865, y que es obra del pintor Joaquín Ramírez. Y de ahí para acá, todos se han basado en ese. Ahí aparece de pie, vestido de negro, un venerable anciano, patriarcal, apoyando la mano derecha sobre un escritorio, sobre el que está la supuesta proclama (“el Grito”),y la izquierda en un sillón; al fondo hay una imagen de la Virgen de Guadalupe y un reloj marcando las 5:55 horas. Dicen los chismosos que cuando le dijeron a Maximiliano que no existían retratos de Hidalgo, se sorprendió y ordenó que entonces buscaran a algún familiar que sirviera de modelo para hacer un retrato. Encontraron a un nieto del Padre de la Patria y ese fue el modelo.
Por cierto, el Emperador también ordenó se hicieran los retratos de Allende, Morelos, Matamoros, Guerrero y Agustín de Iturbide, retratos que son los que todos conocemos desde entonces.

Y ahora, el mero Grito. Va:
“…y estando ya reunidas quince o dieciséis personas, alfareros, sederos y dos serenos, el Cura Hidalgo tomó una imagen de la Virgen de Guadalupe, se paró en el balconcito del cuarto de su asistencia, y les arengó: “¡Viva nuestra Señora de Guadalupe! ¡Viva la independencia! Y todos dijeron “¡viva!” Y no faltó quien gritara: “¡y mueran los gachupines!” Acto seguido, fueron a la cárcel y liberaron a unos cincuenta reos. Luego se agregaron soldados del Regimiento de la Reina…Mientras tanto, el campanero, el cojo Galván, había dado las llamadas para la misa dominical de las cinco de la mañana, de ese 16 de septiembre. Habiendo salido todos de la iglesia, poco después de las seis, allí en el atrio, el cura Hidalgo arengó a la multitud en éstos términos: “¡Hijos míos, únanse conmigo! ¡Ayúdenme a defender la patria! ¡Los gachupines quieren entregarla a los impíos franceses! ¡Se acabó la opresión! ¡Se acabaron los tributos! ¡Al que me siga a caballo le daré un peso, y a los de a pie, un tostón!” Mas adelante, en otras arengas, le agregaron el “¡viva Fernando séptimo, nuestro soberano!”.
En cuanto a nuestro Himno Nacional, está por cumplir el próximo diciembre, 164 años de vigencia, ya que entonces, 1853, era Presidente de la República por onceava vez, un señor que se llamó Antonio de Padua María Severiano López de Santa Anna y Pérez de Lebrón.
Hay que aclarar que antes hubo dos o tres “Himnos Nacionales” que no pegaron porque no gustaron al respetable público.

El autor de la letra, un potosino, Francisco González Bocanegra, lo escribió porque su novia lo encerró bajo llave en la casa de ella, ubicada en la hoy calle de Tacuba 48, del mero Centro Histórico de la capital, con la amenaza de no dejarlo salir, hasta que no lo terminara. Bocanegra se tardó ¡cuatro horas en escribir las once estrofas y el coro! Lo entregó al concurso y… ganó. Luego tuvo que vivir escondido pues fue perseguido por liberales y por conservadores, hasta que murió de tifo, prácticamente olvidado.
El autor de la música del Himno, fue un gachupín, ¡oh paradoja! Jaime Nunó, que gran parte de su vida la pasó en Estados Unidos, y llevaba el lema, “Dios y Libertad”.

El Himno se estrenó el 15 de septiembre de 1854 en el teatro Santa Anna. Fue cantado por un tenor y una soprano con apellidos italianos, Salvi y Fiorenti, respectivamente. Pero no se volvió a cantar ni a tocar sino hasta después de la batalla del 5 de mayo de 1864.Tal vez por ello, se dice,  (es que es secreto de estado), que los derechos de autor del Himno nacional, están registrados en Estados Unidos. Claro, al autor de la letra no lo pelaron en México, pero a Jaime Nunó sí, pues casualmente lo encontraron en Estados Unidos y el Presidente Porfirio Díaz lo invitó para hacerle un homenaje, por el cincuentenario del Himno, cuatro años antes de morir el gran músico. 
Luego, al Himno, con todo y música le cortaron seis estrofas. Al parecer el motivo fue que en ella se alababa a Iturbide y a Santa Anna. Los autores del Himno eran sus partidarios.
Relata una crónica de la época que, cuando Cantinflas se presentó por primera vez en público, el 15 de septiembre de 1935, en el teatro Máximo de Peralvillo, a reventar por cierto, al terminar la función, se rindió homenaje, con el consabido Grito, “a los héroes que nos dieron Patria: Hidalgo, Guerrero, Morelos, Iturbide, Matamoros. Abasolo,..”.

A propósito, ¿por qué solo conmemoramos el inicio – 15-16 de septiembre de 1810 - y no la culminación  de la Independencia Nacional – 28 de septiembre de 1821? Antes se hacia.
Ahora que, estimados cuatro o cinco lectores, si quieren saber más del tema, se recomienda leer las obras de Carlos María de Bustamante, Lucas Alamán, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Luís Villoro, Carlos Herrerón y otros ilustres. ¡Feliz Grito!”

Aclaro: Mis buenos cuatitos, directivos del Movimiento Nacional del Pueblo Mexicano, me invitaron el viernes pasado, 15 de septiembre, a su evento conmemorativo del Grito de Independencia, a hablar del tema del día. Así que les presenté el texto anterior, el cual está tomado de… sí, adivinaron, de mi libro, “Cuando correteábamos utopías”. Y ahora se los comparto a mis cuatro o cinco lectores. Esperando no se enojen. ¿Va?       
            
Notitas: Una.-  Que estuvo bien que el Presidente incluyera en su Grito, un “¡viva la solidaridad con los afectados del terremoto del  7 de septiembre, en Oaxaca y Chiapas!”. De mi parte, ya fui a la Cruz Roja, a donar tres despensas. Casi nada pero… si cada uno, de los 87 millones de mexicanos con credencial de elector, hiciéramos lo mismo pues…  Dos.- Que ¿por qué sonó la alerta sísmica, para un simulacro, a las 11 horas de este 19 de septiembre, para conmemorar los 32 años de aquel letal sismo en la capital, si realmente ocurrió a las 7:19 horas? Además nadie hace caso de simulacros. Tres.- Que a reserva de leer con cuidado el contenido del Informe del gobierno de don MAME (Miguel Ángel Mancera Espinosa), presentado el pasado 17 de septiembre, destaco tres de mis desacuerdos con su dicho: a) Se ufana y presume que este, el número cinco, fue su “último informe”. ¿Por qué presume eso que es indebido? Él fue “contratado” para gobernar seis años  ¿Por qué abandona antes? Por eso digo que todos los políticos encumbrados, son iguales de irresponsables y ambiciosos; b) Igual presume de acciones que él no inició (la pensión a adultos mayores), de obras que sirven de poco (200 kilómetros de vías del Metrobús) y de logros que no son de su autoría ni de su gobierno (los 75 días sin contaminación grave, se le deben a la naturaleza, pues en la capirucha ha habido vientos y lluvias como pocas veces. Y son los que realmente limpia el ambiente) y c) Se quejó de que en su gabinete hay traidores y… ¿él los nombró o no? ¿Por qué no los corrió a tiempo? ¿Pa qué se queja hasta ahora? Cuatro.- Que a otro suspirante por la Presidencia de la República, se le chispoteó dos veces seguidas: con su entrevista al Wall Street Journal, un diario gringo, que es el periódico de los meros capitalistas, provocó que ahora lo vean con mas desconfianza, por delirante, y con su declaración a propósito del terremoto pasado de que “donará el 20 por ciento de las prerrogativas de su Partido, el MoReNa, para los damnificados”. Eso es ilegal. ¿No tiene asesores capaces? Cinco.- Que dice el Instituto Nacional de las Mujeres que, de 1993 a 2014, han sido asesinadas miles de mujeres en el país (una de las mas recientes fue la niña Mara, en Puebla). Y que por ello, la lucha es contra los feminicidios. Pero si en México matan a más hombres… la lucha, para que sea más eficaz,  debe ser unidos y a favor de la vida de todos, hombres y mujeres y contra la impunidad, que es lo que promueve tanto desmán. Seis.- Que se murió otro buen amigo, don René Drucker, científico, promotor de la ciencia, maestro de maestros, autor de libros y ex pemetista, o sea de lo que fuera el PMT. Otro que se nos va. Abrazo a sus deudos y amigos. Siete.-Que hablando de libros, se sugiere leer “Relato de un náufrago” de Gabriel García Márquez (realmente, como confiesa el propio Gabo en el prólogo, el autor verdadero es Luis Alejandro Velasco, el propio náufrago “que estuvo diez días a la deriva en una balsa, sin comer ni beber y…”)  y “De la lucha de clases a la lucha de frases”, de don Eulalio Ferrer Rodríguez. Ocho.- Que de nuevo, como cada semana, subí corriendo el Cerro de la Estrella, acá en Iztapalapa, CdMx. Y fue mi ocasión número 500,… en diez años eh! A ver cuándo me acompaña alguno de mis cuatro o cinco lectores. Solo son 4 kilómetros de puro sube y sube. Es que ese ejercicio fortalece el corazón y…. ¡Ufff! Éste anciano decrépito de la cuarta edad, ya se cansa…           
México, CdMx, a 19 de septiembre del 2017

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