Motocicleta quemada junto al edificio Narciso Mendoza en Tlatelolco |
Por Raúl de la Torre
Al Comité de Redacción de Vivir en Tlatelolco:
¿Debido a qué corruptela o falla en la (re)construcción de esta Unidad, los ruidos, hasta de simples pasos o caída de objetos; se transmiten enervantes de un departamento a otro, en toda hora y ocasión?
Basta que alguien camine, estornude, cierre puertas o copule, para que el sonido se filtre distractor en el día, pero inquietante, e incluso atemorizador por la noche.
Esta situación –aunémosle motocicletas, “reventones” y hasta las voces desde el andador- representa un asunto de salud pública, pues impide el reposo y agrava los “trastornos del sueño”, en las muchas personas que los padecen.
Invito por este medio a vecinos, escuelas, asambleas condominales y “Dirección Territorial” en Nonoalco y Tlaltelolco, a reconocer el ruido como tal asunto de salud, y enfrentarlo organizadamente desde tales ámbitos. Porque –me parece- es en parte responsable, del gesto de insatisfacción y enojo de muchos vecinos en esta Unidad.
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