¿Es el INE realmente ciudadano?
Por Alejandro Mario Fonseca
Si usted tiene más de 40 años, se
debe de acordar que desde 1978 hasta 1988 existió un programa
de televisión dedicado a las variedades, que se llamaba La
carabina de Ambrosio. Lo protagonizaron varios cómicos de México y gozó de
gran popularidad en varios países de América Latina.
Pero “la carabina de Ambrosio” es un
sintagma muy popular en nuestro país. Mi mamá lo utilizaba para corregirnos y
hacernos ver que podíamos cumplir sus encomiendas de mejor manera: “tú estás
peor que la carabina de Ambrosio”.
Se supone que el dicho "eres
como la carabina de Ambrosio" nace de un atracador del mismo nombre en el siglo
XIX, de origen sevillano, que asaltaba en los caminos con una carabina que
no estaba cargada con pólvora, sino sólo con semillas.
Esta explicación del origen del término es
dudosa, ya que como se observa en los escritos del Padre jesuita José
Francisco de Isla, la expresión hace referencia al famoso diccionario
latino del siglo XVI obra de Ambrogio Calepino, conocido como el Calepino
de Ambrogio, cuya deformación origina el chiste que celebra el escritor jesuita
para demostrar la ignorancia general y del latín en particular de los
predicadores.
Lorenzo Córdova el “chaperón” de la democracia mexicana |
Un cándido
metido a ladrón
De hecho, la frase ya aparece en el
diccionario de Autoridades de 1729 (s. v. carabina). La suerte
posterior de esta expresión no tiene mucho que ver con este primer significado,
y por esa razón encontramos explicaciones variadas. En la revista Por Estos Mundos (Madrid, 1900) apareció
esta versión sobre el personaje del dicho proverbial:
Ambrosio fue
un labriego que existió en Sevilla a principios del siglo XIX. Como las
cuestiones agrícolas no marchaban bien a su antojo, decidió abandonar los
aperos de labranza y dedicarse a salteador de caminos, acompañado solamente por
una carabina. Pero como su candidez era proverbial en el contorno, cuantos
caminantes detenía lo tomaban a broma, obligándole así a retirarse de nuevo a
su lugar, maldiciendo de su carabina, a quien achacaba la culpa de imponer poco
respeto a los que él asustaba.
Aunque la expresión ya existía antes,
es en escritores de finales del siglo XIX cuando la carabina de
Ambrosio aparece con más frecuencia.
El famoso
“chaperón”
A finales del XIX se puso de moda el
término "carabina" para referirse a esa señorita de
compañía que los padres de la buena sociedad imponían a sus hijas para
garantizar la moralidad en su trato con los chicos. Sabemos que esta carabina surge
relacionada con la de Ambrosio por su manifiesta inutilidad en el intento de
garantizar la castidad de las jóvenes. Lo que dio paso al término “chaperón”.
Tradicionalmente una “chaperona” era
una mujer mayor (casada o viuda) que acompañaba a una mujer joven,
especialmente en presencia de hombres. Era una garantía de la virtud de la
joven en cuestión. ¿A usted de niño, nunca lo mandaron de chaperón de alguna de
sus hermanas o primas?
A los chaperones los aguantan y los
resienten los jóvenes que son supervisados. La práctica de los
chaperones especialmente aquel que supervisa a un solo joven ha caído en desuso
en la sociedad occidental moderna.
Sin embargo el término se sigue
usando para referirse a parientes o profesores que supervisan a alumnos en los
bailes de la escuela o en excursiones y visitas.
Quise presentarle este repaso
conceptual apoyándome en la Wikipedia,
porque en éste México surrealista, con la burocracia kafkiana, que nos tocó,
más vale divertirnos a base de metáforas, que pasarnos la vida haciendo corajes.
¿Es el INE
realmente ciudadano?
Y es que en cuanto a democracia
electoral, el horno no está para bollos. Tan sólo hay que ver las declaraciones
del presidente del INE, y contrastarlas con la realidad. Veamos algunos
ejemplos.
“Se trata de contribuir al desarrollo
de políticas públicas que nos ayuden a modificar la cultura política del México
pre-democrático, y construir ese nuevo paradigma cultural que rechace la
corrupción y que se indigne ante la desigualdad y que canalice su descontento o
sus inquietudes mediante acciones en el espacio público” (3 de mayo de 2017).
“La violencia es inaceptable en un
contexto democrático. Las elecciones son y deben ser un espacio por definición
de convivencia pacífica y tolerante de las diferencias, y son una riqueza de
nuestra convivencia política: son la pluralidad que caracteriza a nuestro país.
Bienvenidas sean las contiendas tan intensas como sean necesarias, pero siempre
sin traspasar el límite definitorio de toda democracia, la no violencia” (26 de
mayo de 2017).
… “ni la democracia llegó para
quedarse, ni las elecciones son un procedimiento irreversible de acceso al
poder; o cuidamos a nuestra democracia y procuramos a las elecciones, o las
regresiones autoritarias de las que la historia no está exenta, estarán presentes
entre nosotros” (12 de junio de 2017).
“La
democracia soy yo”
La última declaración fue hace dos o
tres días, dijo algo así como “sin INE no hay democracia”. Sólo le faltó decir,
parafraseando al rey sol Luis XIV “la democracia soy yo”.
¿Por qué digo todo esto? Pues porque
el INE no es realmente ciudadano. En él están representados los partidos
políticos, su conformación la negocian los oligarcas del PRI, PAN y PRD, en
función de sus votos en las cámaras. En el INE dominan el PRI gobierno y sus
allegados. Además es carísimo.
Lorenzo Córdova habla como si
realmente fuera presidente de un INE ciudadano, pero no lo es. Junto a los
fundadores del IFE, José Wodenberg, Granados Chapa, Santiago Creel y demás;
Córdova, Jacobo y sus cuates, se ven ridículos.
Incluso han caído en lo grotesco,
comportándose como verdaderos “pirrurris” al burlarse de ciudadanos escasos de
formación política. En realidad están al servicio de las oligarquías
partidarias y disfrutando de enormes sueldos, prestaciones y beneficios: son parte de la clase política.
Probablemente estoy exagerando al
comparar a Lorenzo Córdova con “la carabina de Ambrosio”, o con un “cándido
metido a ladrón”, pero de que sí es una especie de inútil “chaperón” de una joven democracia ya muy manoseada,
maltratada y abuzada, no hay duda: ahí están las elecciones en Coahuila y en el
Estado de México atoradas en los laberintos kafkianos de los tribunales
electorales. ¡Y lo que se nos viene en el 2018!
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