Por Félix Carbajal Juárez
Hace algunos días, el jefe del
ejecutivo de la Cd de México, Miguel Angel Mancera, hizo público su deseo de
renunciar al puesto que actualmente desempeña para iniciar la preparación de su
campaña para obtener una candidatura a la presidencia de la república, en el
proceso electoral que inicia el próximo año. Anuncio que han festejado muchos
de los habitantes de esta bella ciudad de México, que acorde con los dictados
de la moda, ha retrocedido en el tiempo para darnos una muestra de lo que debió
ser en el siglo XVI, La Gran
Tenochtitlan.
Aquélla, circundada y disfrutando de
bellos canales, por donde circulaban los comerciantes transportando las
mercancías que abastecían la ciudad y, la gente, paseaba tranquilamente y
disfrutaba el viaje usando las trajineras, lanchas o chalupas que flotando
armoniosamente sobre el agua, los llevaban a realizar sus labores cotidianas.
Miguel Ángel Mancera renuncia… ¿Amenaza o mensaje de buena voluntad? |
Ahora, quinientos años después, ya
sin canales, ni naves que floten sobre el agua, los actuales habitantes de esta
ciudad, sufrimos (ya no disfrutamos) los excesos del agua en las calles y, peor
aún, en los pasos a desnivel, también llamados bajopuentes en las que debieran
ser seguras y cómodas vialidades para la circulación de los vehículos
automotores, públicos y privados, tenemos que nadar, si sabemos, claro; para
salvar la vida y no morir ahogados.
Los vehículos por no ser anfibios
quedan atrapados esperando la buena voluntad de las autoridades para su rescate
y, quedando a costa del sufrido propietario, el pago de los daños ocasionados
por la falta de previsión y el mal uso que de los recursos públicos hace el gobierno, más interesado en promover su
imagen, políticamente hablando, que en atender y solucionar los problemas para
los que fue electo.
Valorando los resultados habidos en
su ejercicio gubernamental, enajenación de calles a través del ecopark, cuyos
resultados son tan opacos que solo los conocen los beneficiarios, Gobierno y
Concesionarios y los habitantes que los pagamos no tenemos acceso ni a
la información económica y mucho menos a los beneficios del gasto que hacemos
por el uso temporal del espacio público, que de origen, nos pertenece.
Tampoco hemos sido beneficiarios del
importe de las fotomultas, cuya estimación publicada por el gobierno ascendía a
muchos cientos de miles de pesos; pero que al cobrarse nunca se mencionó la
cifra NI el uso que se le dio. Lo que sí debemos aceptar y felicitar es el buen
funcionamiento de las cámaras en las fotomultas, calidad de la que carecen las
cámaras instaladas para la seguridad de la población, o por lo menos así lo
arguyen los ministerios públicos, cuando un sufrido habitante tiene la
necesidad de levantar una denuncia por alguno de los ílicitos padecidos. ¿Alguien
en el gobierno tendrá la respuesta para esta diferencia de calidades?
Volviendo a la renuncia del Dr.
Miguel A. Mancera. Incluirá también la renuncia de Tania, la ingeniero agrónomo, cuyo manejo ecológico de la ciudad, nos ha
legado la mayor cantidad de días contaminados en un sexenio gubernamental y
ciclopistas desiertas en un 95% de su capacidad y de las cuales públicamente se
ha ufanado y nos ha hecho saber su profundo orgullo por ser aficionada y
practicante del ciclismo.
Se irá también, para completar las
acciones de buena voluntad del Dr. Mancera, el secretario de movilidad y
vialidad de la ciudad que ha originado un caos en las calles durante el
ejercicio de su puesto. Si fuera así, resultaría muy grato decirle: gracias Dr.
Mancera; a pesar de todo, es usted un buen habitante de la ciudad…
Hasta la próxima…
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